guadiato

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La economía de la Comarca del Valle del Guadiato se basa en la minería, destacando como actividad principal en determinados municipios de la misma, como es el caso de Peñarroya-Pueblonuevo, Belmez y Espiel. Sin embargo, en otros municipios la actividad agrícola es el principal recurso económico. En este sentido, la agricultura de cereal extensivo y las numerosas huertas dominan el Sudeste del Valle, que cuenta con suelos más aptos y recursos acuíferos, junto a las explotaciones del encinar en la dehesa "como la de Concejo a orillas del río Guadiato" y las tierras dedicadas a pastos donde se produce el alimento de las cabañas ovina y porcina, y una importante cantidad de olivar y viñedos que producen el denominado vino de los guadiatos. Éste es el paisaje que encontramos en los municipios de Los Blázquez "cereal, olivo, vid y ganado porcino", Valsequillo "encinas y ganado ovino", La Granjuela "cereal y hortalizas" o Villanueva del Rey "vid y olivo". Por último, no podemos dejar de mencionar en este apartado la producción de miel "sobre todo en Fuente Obejuna" y las actividades de caza mayor y menor, así como la abundante pesca en los numerosos cursos que riegan la comarca.

No obstante, la minería es la actividad que marca la economía de la zona, tanto del Valle del Guadiato como en los Pedroches. Aunque existen grandes extensiones en Andalucía de terrenos carboníferos, las explotaciones de carbón se limitan a la cuenca de Peñarroya-Belmez-Espiel o del Guadiato. Ya los fenicios, y luego los romanos, explotan desde el siglo II a.C. los yacimientos de La Pava, La Loba o Los Sortes, donde extraen cobre, plomo y plata. Pero no es hasta el siglo XVIII cuando se descubren los primeros yacimientos de carbón, aunque la extracción de la riqueza del subsuelo no comienza hasta el siglo XIX, con la instalación de la compañía francesa Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya. Esta empresa es una fuente de progreso para la comarca hasta que la minería de carbón entra en crisis en los años sesenta. Ello implica el relevo en las explotaciones, que pasan de la empresa francesa a manos del gobierno español, concretamente a la Empresa Nacional Carbonífera del Sur, que junto a la empresa Promotora de Minas de Carbón S.A., explotan este yacimiento. A principios del siglo XXI, la primera firma, Encasur, se beneficia de estos yacimientos con una mina a cielo abierto y otra subterránea, mientras que la segunda entidad sólo posee una a cielo abierto. Se llevan a cabo extracciones principalmente de antracita (430,9 kt. en 2003) y hulla (364,9 kt. para el mismo año en las cortas de Espiel, La Ballesta Oeste y Cabeza de Vaca). El principal destino de los minerales extraídos es la central térmica de Puente Nuevo, donde se genera energía eléctrica.

La crisis minera sume a la comarca en un declive socioeconómico general, provocando el deterioro de la industria comarcal que había surgido al amparo "empresas de fabricación de abonos, papel y fundiciones metálicas", de forma que en la actualidad el principal foco de empleo son las actividades terciarias que ocupan a casi la mitad de la población activa del ámbito (49,5%). No es que exista un tejido empresarial local que absorba la mano de obra que expulsa el sector primario "algunas de las pocas nuevas empresas se enfocan hacia actividades de ocio y turismo rural", sino que la orientación terciaria de la economía de la comarca es fruto de las funciones productivas y de servicios públicos que los principales núcleos de población del Valle del Guadiato ofertan como lugares centrales "es decir, los municipios de Peñarroya-Pueblonuevo y Fuente Obejuna". Aún así, este ámbito se caracteriza por una escasez de infraestructuras viarias "carreteras y ferrocarril" y equipamientos educativos "un centro de enseñanza secundaria" y, sobre todo, sanitarios, ya que sólo existe un centro de salud para atención primaria, cuando la población lleva demandando años un hospital comarcal. [ Ángel Luis Lucendo Monedero ].

4. La minería andaluza en el siglo XIX

Andalucía había sido desde la Antigüedad una región minera. Su riqueza en minerales metálicos de plomo, cobre e hierro fueron conocidos por todas las civilizaciones históricas.

Las leyes de minas del siglo XIX supusieron la desamortización del subsuelo. La Ley Minera de 1868 facilitó las concesiones, que podían ser realizadas por los gobernadores civiles de las provincias con carácter perpetuo. A partir de ese momento los concesionarios pasaron a ser los verdaderos y únicos propietarios de las minas.

La mitad de los capitales invertidos en las minas fueron españoles, aunque las empresas mineras más rentables quedaron en poder de compañías extranjeras -fundamentalmente británicas y francesas- capaces de introducir en Andalucía los modernos sistemas de producción europeos y grandes cantidades de capital. Estas compañías, que se hicieron con la explotación de todos los yacimientos mineros, tuvieron como objetivo sacar los máximos beneficios con la menor inversión y en el menor tiempo posible para surtir a las industrias de los países occidentales. Esto se tradujo en un nuevo colonialismo que creó fabulosos negocios pero que sólo dejó en Andalucía exiguos salarios y graves problemas sociales y medioambientales.

Entre 1861 y 1910 la minería andaluza suministró la octava parte de la producción mundial de plomo, la décima de cobre y la tercera parte de la producción de piritas de hierro y cobre para obtener azufre. En 1910 la minería daba empleo a 50 000 mineros en actividades de laboreo - extracción y lavado o selección del mineral - y a más de 7 000 en funciones de fundición o transformación industrial del mineral, lo que nos proporciona una idea de la importancia de esta actividad económica en Andalucía.

Plomo

La galena andaluza era de una alta calidad, con un tenor de hasta el 80 %. El espectacular aumento de la demanda de este producto en los mercados europeos desató una "fiebre del plomo" que afectó a los ricos yacimientos andaluces.

En la provincia de Almería se pusieron en explotación los filones de la sierra de Gádor, en la que se desplegaron multitud de pequeñas concesiones mineras. Como estaba prohibida la exportación del mineral en bruto, las labores de fundición del plomo se  llevaron a cabo en las cercanías de las minas, en fundiciones artesanales, de tecnología rudimentaria y combustible vegetal - esparto -, conocidas como boliches.

Hacia 1836 se dio una crisis coyuntural del sector del plomo, con una caída de su precio. Los yacimientos de Sierra Almagrera, en el levante almeriense, con filones fáciles de extraer, de gran riqueza y con contenido de plata, se pusieron en explotación. Se erigieron fundiciones modernas, que utilizaban máquinas de vapor y hornos ingleses, propiedad de la burguesía comercial malagueña. Esta fase, de capital autóctono y carente de la tecnología extranjera, se prolongó hasta 1868. La escasa acumulación de capital, la atomización de las explotaciones y el insuficiente espíritu de empresa impidieron el despegue de esta actividad. El plomo, en lingotes de 50 a 60 Kg., se llevaba en carretas hasta la costa, donde se embarcaba en gabarras y desde allí se transportaba a los barcos.

A partir de 1869 se produjo el cambio de la hegemonía del sureste en favor de los yacimientos de Sierra Morena. Este hecho estuvo en relación con la construcción del ferrocarril entre Bélmez y Córdoba en 1873, lo que permitió el abastecimiento de carbón cordobés a la metalurgia de Linares-La Carolina. En esta zona se produjo la progresiva entrada de empresas extranjeras - británicas, francesas y belgas -, que dominaron la producción hasta la primera guerra mundial. Las fábricas de plomo alcanzaron grandes dimensiones y aumentó la producción y los beneficios, cuya mayor parte no fue reinvertida en Andalucía. A partir de 1890 la producción de plomo inició un lento descenso debido al agotamiento de los mejores filones. A partir de 1914 pasó a poder de los españoles por la retirada de capital extranjero.

Durante los primeros años del siglo XX se mantuvo la actividad en el distrito minero de Linares - La Carolina - y creció la importancia de la sierra de Córdoba, ambos en poder de la francesa Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya.

Cobre

El desarrollo de la electricidad en los países industrializados disparó el consumo de este producto. La riqueza de minerales de cobre - piritas cobrizas - de la comarca de Riotinto era bien conocida desde milenios. En 1855 había surgido la francesa Cie. de Mines de Cuivre d'Huelva, participada por los hermanos Pereire. En 1866 alquiló sus instalaciones a la Tharsis Sulphur and Copper Mines Ltd. de Glasgow que construyó el ferrocarril que conectaba el área minera con Huelva para la exportación del metal. A esta empresa se unió la también británica Riotinto Co. Ltd., constituida en 1872, tras la compra al Estado del emblemático yacimiento de Riotinto. Ambas acapararon hasta 1913 el negocio del cobre onubense. En 1913, el 66% del mineral de cobre producido en el mundo provenía de Huelva y las minas y metalurgia del cobre daba empleo a 20.000 personas. Los salarios se mantuvieron muy bajos y la política represiva ejercida sobre los mineros, que impidió la obtención de mejoras, proporcionó unos enormes beneficios que se exportaron en su totalidad lo que no permitió el desarrollo de la comarca.

Otro producto que se extrajo de las piritas de Huelva fue el azufre, muy demandado en Europa para la obtención de ácido sulfúrico.

 

Hierro
El mineral de hierro - carbonatos y óxidos de hierro - conoció un esplendor efímero a fines de siglo. Se llevó a cabo con capitales foráneos, vascos e ingleses. La minería del hierro, concentrada fundamentalmente en Almería, no fue acompañada de una industria metalúrgica asociada - como en el plomo - sino que el hierro se exportó en bruto o sometido a un proceso previo en hornos de calcinación para aumentar la pureza de los minerales. El gran volumen de estos y su escaso valor propiciaron la mecanización de su transporte hasta la costa, en la que era recogido en barcos. Para ello se construyó una importante infraestructura ya que los yacimientos se encontraban en el interior: líneas de ferrocarril, cables mineros y embarcaderos. El apogeo de la demanda del hierro se dio entre 1890 y 1914.

Carbón

El carbón de Villanueva del Río - Sevilla -, cuyas primeras galerías se abrieron en el siglo XVIII, abasteció a los altos hornos de El Pedroso pero más importante fue la cuenca hullera cordobesa del Guadiato, en Sierra Morena, que alcanzó un gran auge durante la segunda mitad del siglo XIX. Esta llegó a ser considerada como la mayor explotación carbonífera de Andalucía. Por ella se interesaron los Heredia, Loring y Larios, a la búsqueda de carbón para sus siderurgias malagueñas.
5. El ferrocarril, la banca y el comercio exterior

Los ferrocarriles andaluces estuvieron condicionados por el trazado radial determinado por la legislación nacional y por las necesidades de la exportación de productos agrícolas y mineros. El 23 de septiembre de 1829, José Díaz Imbrechts obtuvo del gobierno de Fernando VII la primera concesión de España para construir un ferrocarril, que uniese Jerez con el embarcadero del Portal en el Puerto de Santa María, con vistas a la exportación del vino jerezano. Pero diversas dificultades fueron aplazando el proyecto y en 1854 entró en funcionamiento el primer tramo entre Jerez y el Puerto de Santa María.

La línea Córdoba-Sevilla se puso en marcha en 1859 y se conectó con Madrid en 1861, tras superar el difícil obstáculo de Despeñaperros. La apertura de la línea Córdoba-Málaga tuvo una importante repercusión económica pues permitió el intercambio del carbón de la sierra con los productos agrícolas de la costa. A partir de 1877 la compañía MZA controló la mayor parte del trazado ferroviario andaluz. En la economía y en la sociedad andaluza tuvieron gran trascendencia los ferrocarriles mineros de Huelva y de Almería, que conectaban los distritos mineros del interior con los puertos costeros.

Numerosas entidades financieras surgieron en este momento, como los bancos - el banco de San Fernando de Cádiz en 1846 y el Banco de Málaga en 1856 - y las cajas de ahorro, además de compañías de seguros y empresas dedicadas a la exportación, todas ellas promovidas por el capital comercial e industrial.


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CAMPIÑAS DE LA MESETA SUR

-        Campiñas del Alto Guadiato: Son terrenos llanos sobre los que se asienta un sistema latifundista de cultivos, casi en su totalidad de secano, que aporta un color pardo al paisaje, claro está, cuando el propio cultivo no tiñe las tierras de mosaicos abigarrados. Los cortijos son hasta cierto punto frecuentes. Los asentamientos de población se suelen localizar en los promontorios; los más destacados son Fuenteovejuna (pueblo fronterizo con las penillanuras), Bélmez y Peñarroya-Pueblonuevo, Pueblonuevo del “Terrible”, para ser más concretos, en honor al “Terrible”, perro  que descubrió el primer yacimiento de carbón y que cuenta con una estatua en el pueblo. En el entorno de este núcleo se da la mayor concentración minera, si bien también cuentan con importancia en el entorno de Bélmez.

SIERRAS Y VALLES DE LA SIERRA MORENA

-        Valle del Guadiato: Supone la cuenca media-alta del río Guadiato (cabe mencionar que éste continúa hacia el  Sur hasta verter sus aguas en el río Guadalquivir cerca de Almodóvar del Río). Resulta mucho más angosto que la unidad anterior, lo que se ha aprovechado para la construcción de embalses, donde el más representativo es el de Puente Nuevo; en sus orillas se emplaza uno de los elementos que emplea el propio carbón como combustible: la central termoeléctrica de Puente Nuevo; además, sus aguas se emplean para el recreo. Sobre las laderas lo que aparecen son áreas de dehesa y varias cortas, signos nítidos de la actividad minera.

-        Sierras de Hornachuelos: Se localiza al Sur de la anterior, al otro lado de la sierra de Los Santos. Si bien su pieza más afamada es el Parque Natural homónimo, éste no cuenta con superficie representada en el paisaje estudiado. En este caso, la red hidrográfica es aún secundaria y no hay representación ni de embalses ni de mina. Por su lado, las dehesas son más cerradas, con una mayor densidad forestal.

-        Sierras del Alto Guadalmellato: Apenas se representa en este paisaje, más allá  de una escasa superficie al Norte de la mina a cielo abierto de la Baldona, donde apenas existe discontinuidad con el Valle del Guadiato, más allá de verter aguas sobre otra cuenca.

PENILLANURAS SUROCCIDENTALES

-        Penillanura de Malcocinado: Al tratarse de una penillanura de borde, aledaña a Sierra Morena, los relieves se muestran más como una transición que como una penillanura propiamente dicha. La mayor parte del terreno está cubierta por encinares adehesados, si bien en los terrenos de mayor potencial agrológico se han implantado tierras de cultivo. Sobre ella aparecen pequeñas aldeas, casos de Cañada del Gamo, Ojuelos Bajos, Ojuelos Altos, etc.

-        Penillanuras y sierras del borde Suroeste de Los Pedroches: Nada más representativo que la toponimia, al considerarse este sector de esta unidad como parte de Sierra Morena. En efecto, los efectos de la peniplanización no se perciben de un modo sencillo, contando con muchos caracteres serranos. La dehesa  cubre gran parte de esta unidad, si bien cada vez se encuentran más extendidas las plantaciones forestales de Pinus pinaster yPinus pinea, fundamentalmente.



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Pozo Belmez

Se puede decir que es el pozo más moderno de toda la cuenca. Fue construido por la Empresa Carbonífera del Sur (ENCASUR), iniciándose su explotación en 1979.  No obstante, su castillete metálico procede del pozo nº 3 que se encontraba en la zona minera de “La Terrible” en Peñarroya-Pueblonuevo, donde estuvo extrayendo carbón hasta 1973 aproximadamente, pudiendo considerarse como el castillete con más años en uso de toda la cuenca.

Sus labores fueron planificadas como continuación de  la explotación del paquete Aurora. De hecho, en sus galerías interiores, se encuentra comunicado con el Pozo Aurora.

Fue cerrado en el año 1986 cuando tenía preparada la planta correspondiente al nivel 325 aunque solamente se explotó hasta el nivel 265.  Su producción fue de 100.000 Tn anuales con menos de 50 mineros. Las instalaciones conservan además del castillete la sala de máquinas, taller, oficinas, duchas, sala de lampistería, depósitos de agua,…ect. que aun en desuso aún se mantienen por la empresa aún propietaria de las instalaciones. Como apunte cabe destacar que en su entorno ENCASUR llevó a cabo también explotación a cielo abierto que ha sido restaurada quedando restos como la balsa de agua.

Enlace Google Earth: http://www.mineriaypaisaje.com/google/guadiato/pozo_belmez.kmz

Pozo Santa Rosalía

Este pozo data de 1890, ubicándose dentro de la concesión minera Sta. Rosalía nº 159. Llegó a una profundización máxima de 80 metros.  Era el de Santa Rosalía un pozo de investigación, con dos plantas que atacaban capas del paquete de hulla de Cabeza de Vaca.  En este caso el castillete es de tipología mixta (metal y fábrica), aunque hoy solo se conserve su parte de mampostería, construida en ladrillo rojo y piedra.

En su entorno pueden distinguirse los restos de lo que sería la sala de máquinas, así como los vestigios de otra instalación posiblemente dedicada a albergar los compresores y otra maquinaria.

Enlace Google Earth: http://www.mineriaypaisaje.com/google/guadiato/pozo_santa_rosalia.kmz

Pozo Franco

Sus labores fueron realizadas en el paquete aurora (situado al oeste del pozo Aurora), datando su castillete de 1870. Durante su utilización ha tenido otras denominaciones como: Mina Ermita nº 2 o Pozo Franco Española. Tuvo actividad hasta 1950 fecha en la que es cerrado  por la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya.

De la explotación o labores de investigación no existen muchas noticias. No obstante se sabe que su explotación estaba integrada en la capa nº 6 y nº 3, en los planes de labores del Pozo Aurora.

El complejo es amplio y  las instalaciones se encuentran muy mal conservadas. Existen restos de la antigua sala de máquinas, instalaciones auxiliares y  una presa, todas ellas  utilizadas en la actualidad como instalaciones agrarias. Existen en su entorno otros vestigios de la actividad minera como varias escombreras con fósiles.

Pozo Neptuno

Abierto en 1940 por la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya llegó a profundizar hasta  89 metros bajo el subsuelo. Consta de un castillete  mixto, del que solo se conserva su parte construida en obra (piedra y ladrillo de carbonilla) ya que la parte metálica fue trasladada tras el cierre de la mina (1965) e instalado en el Pozo Cervantes, donde aún se encuentra en la actualidad. Se conservan además  los vestigios de lo que pudo ser la sala de máquinas así como de restos de antiguas escombreras.

Estuvo vinculado al vecino pozo Venus (de 150 metros de profundidad), situado al oeste de Neptuno y en la otra margen del arroyo Albardado; Fue explotado hacia el año 1950 y  sirvió además de pozo de retorno. Actualmente solo se conserva el boquete del pozo sin ninguna estructura, con tan solo un motor de extracción de agua del cortijo cercano “Fuente Blanca”

Además de estos dos pozos, existieron otros de menor entidad que en algún momento estuvieron en producción en la zona, como por ejemplo “la juliana”, “la arruzafa” de los que no se conserva castillete.

Como curiosidad cabe destacar que nunca se detectó presencia alguna de grisú. Los propios  trabajadores lo denominaban como “mina de fumar” en alusión a que los mineros podían fumar en el interior sin peligro alguno. De ahí que a la hora de iluminar las galerías interiores se utilizaran siempre los primitivos candiles y más tarde las lámparas de carburo, situación que persistió hasta que en los años sesenta, década en la que sus lampisterías fueron definitivamente electrificadas.

Enlace Google Earth: http://www.mineriaypaisaje.com/google/guadiato/pozo_neptuno.kmz

Pozo Aurora

Se trata de un pozo centenario en cuanto a laboreo, datando su castillete Castillete de 1890, cuando la Sociedad Hullero Metalúrgica de Belmez (SMMP) inicia la profundización.

Tiene una profundidad de 201m y por él se ha explotado el paquete Aurora, especialmente la capa nº 6 (llamada capa Aurora) de 2,5 m de potencia de carbón semigraso y coquizable. Posteriormente, cuando se abrió el Pozo Blemez, se comunicaron ambos en el interior de las galerías.

El castillete se encuentra muy bien conservado contando aun con las dos poleas y jaulas. Se conserva también una amplia escombrera con abundante flora fósil, y una tolva de carga. Algo más lejano se encuentra la balsa de agua con embarcadero. De más reciente construcción es una nave auxiliar que se construyó, junto con una estructura de hormigón, para la puesta en valor del pozo. No obstante, durante últimos años el proyecto ha quedado en el olvido estando actualmente en abandono.

Enlace Google Earth: http://www.mineriaypaisaje.com/google/guadiato/pozo_aurora.kmz

Textos elaborados a partir de información y datos publicados por Javi Porras en:

http://patrimoniobelmezano.blogspot.com.es/


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El conductor de este paisaje es el río Guadiato, que, como todo río, fluye por acción y efecto de la gravedad, es decir, “baja”. Sin embargo, no deja de ser curioso que sus tierras circundantes  cuenten con una disposición contraria, al estar los terrenos aledaños de su parte alta a una cota menor que en su parte baja. Ello también redunda en que su parte alta se trate de una cuenca amplia, más o menos en abanico, mientras que la baja cuente con un encajamiento de la red hidrográfica, lo que ha propiciado la construcción de embalses. Los diferentes tipos de paisaje que se comentan a continuación aclaran en gran medida este fenómeno.

CAMPIÑAS DE LA MESETA SUR

Como se menciona en la entrada, es el Alto Guadiato, si bien son los terrenos más bajos y tendidos, con una configuración orográfica donde dominan suaves ondulaciones interrumpidas por algunas motas y cerros.

Básicamente se corresponden con terrenos terciarios propios de cuenca sedimentaria, con una presencia destacada de conglomerados con una abundante matriz arenosa.  Supone una prolongación de las campiñas extremeñas, pues existe continuidad desde las vegas del Guadiana hasta Bélmez.

Son terrenos fundamentalmente agrícolas de secano, donde las grandes parcelas son dominantes, presentándose un latifundio análogo a los siguientes tipos de paisaje, y no siendo extraña la presencia de cortijos.

Buena parte de las piezas mineras de este paisaje se dan en las zonas de contacto con los tipos siguientes (fundamentalmente en la áreas no tapizadas o escasamente tapizadas por sedimentos terciarios), siendo los pozos dominantes.

SIERRAS Y VALLES DE LA SIERRA MORENA

Es el espacio que se localiza aguas abajo de Bélmez, donde la cota media se eleva, siendo relativamente frecuentes cimas por encima de los 800m; es más, este hecho queda presente incluso en las proximidades del propio río Guadiato, siendo un signo representativo que el núcleo de Espiel se encuentre a unos treinta metros por encima de Bélmez o Peñarroya-Pueblonuevo.

Sin embargo, a pesar de constituir un tipo de paisaje serrano, no cuenta con un relieve vigoroso, fruto de un prolongado proceso erosivo. Más característico de su nombre es el término “moreno”, pues hace referencia al color verde moreno que aporta la presencia de una vegetación esclerófila (hoja perenne, dura —coriácea— y oscura) formada, mayoritariamente, por encinas y monte bajo.  Sobre ellos, la dehesa y su explotación ganadera extensiva a modo de latifundio resulta dominante.

Como se ha mencionado, sobre este tipo se produce un encajamiento de la red hidrográfica, lo que ha facilitado la implantación de embalses; así aparece el embalse de Puente Nuevo; pero, del mismo modo, el embalse de Sierra Boyera, cuya extensión es mayoritaria del tipo anterior, instala su presa sobre este tipo aprovechando las primeras estrecheces.

Sobre este tipo el poblamiento resulta más escaso, siendo Espiel el núcleo más representativo, y la minería a cielo abierto del carbón presenta la mayor impronta minera sobre el paisaje.

PENILLANURAS SUROCCIDENTALES

No resulta sencillo encontrar, sin un análisis profundo, la frontera entre este tipo de paisaje y el anterior, fundamentalmente por el hecho de que las dehesas muestran continuidad sobre ambos tipos.

El término “penillanura” hace referencia a terrenos casi llanos, fruto de una erosión muy prolongada sobre materiales, en su mayoría, precámbricos (anteriores al Primario, con más de 570 millones de años).  No obstante, ya el propio Atlas de paisajes de España indica que las penillanuras en contacto con la Sierra Morena son las de relieve más accidentado, lo que casi supone una transición entre las sierras y otras penillanuras, caso por ejemplo ,de Los Pedroches.


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EXTRACCIÓN: carbón y plomo

Caracterización:

Localizado en plena Sierra Morena cordobesa, territorio serrano con paisajes naturales muy antropizados tanto por las actividades de agrosilvicultura (sobre todo ganaderas y forestales) como por las mineras (extracción del carbón y galena).

Los elementos mineros e industriales se concentran aun de forma residual  en torno a  las poblaciones de Bélmez y Peñarroya-Pueblonuevo, donde aún son evidentes las instalaciones mineras y las plantas de transformación (centrales eléctricas, siderurgia, etc.), grandes inmuebles, hoy en desuso, que forman parte  del paisaje de la zona.

La dehesa es el elemento paisajístico más significativo  del entorno, conformándose como paradigma del aprovechamiento y uso sostenible de los recursos naturales. Las sierras atraviesan la provincia de este a oeste, separando la vega de Los Pedroches en un la zona oriental y central y prolongándose hacia el noroeste en el valle del alto Guadiato. Las formas suaves y acolinadas conforman el paisaje del bosque aclarado y explotado de la encina y el alcornoque.

La  minería ha dado centralidad y dejado paisajes de gran interés en el ámbito geográfico de Peñarroya-Pueblonuevo. Esta demarcación se encuadra dentro de las áreas paisajísticas de Sierras de baja montaña y Campiñas de llanuras interiores. Las sierras son de escasa altura, apenas superan los 800 metros en algunos enclaves, y sus formas son las propias de un ámbito con colinas de bosque clareado para su uso como dehesa. Hacia el noreste la sierra da paso a una zona más llana y abierta con pendientes más suaves que sólo se hacen más intensas en la zona central, donde los ríos que la atraviesan, creando un paisaje algo más abrupto.

Las poblaciones del ámbito son pequeñas. El despoblamiento que acusa desde hace varios decenios, unido a la crisis de la minería, ha situado a este ámbito entre los menos poblados de Andalucía, con núcleos de población desarticulados entre sí.

Desde el punto de vista de los efectos sobre el paisaje destaca la peculiar combinación y relación estratégica que tuvieron la extracción del mineral metálico (galena para la obtención del plomo) y combustible (carbón). Esta particularidad puso a salvo la mayor parte de la cobertura vegetal forestal de la sierra Morena cordobesa; lo que lo diferencia de otras cuencas plumbíferas andaluzas (Gádor o Almanzora en Almería) que al no disponer de hulla provocaron una merma importante de sus bosques.

Historia:

Durante la Edad del Bronce se documentan poblados en altura, muchos de ellos fortificados, en una tradición que perdurará  hasta la romanización. Estos asentamientos se vincularon a la extracción de minerales y a la obtención de metales (oro, cobre, plata y plomo) con destino a los grandes centros protohistóricos del valle del Guadalquivir. Durante la romanización el interés minero del Guadiato favoreció la urbanización estratégica de ciertos enclaves, como  el campamento minero de  La Loba (Fuente Obejuna) o ya  posteriormente el núcleo urbano de Mellaria en el cerro de Masatrigo (Peñarroya-Pueblonuevo).

Durante el siglo XI, con el papel predominante de la cultura tardoislámica almohade cordobesa, el paisaje se caracterizaba por mantener el componente poblacional hispanogodo y las actividades agrícolas predominantes. Es destacable en estos momentos la mención a la explotación de filones de  mercurio de la zona de Obejo citados por al-Idrisi.

A finales del siglo XVIII, se  reconoce en la zona la existencia de hulla carbonífera en el sector de Peñarroya. La prexistencia  de minería metálica (plomo) desde la antigüedad favorece que se inicie la explotación industrial del plomo y carbón (metal potencial y combustible). No obstante, no será hasta mitad del siglo XIX cuando se consolide una actividad extractiva continuada. El desarrollo durante la segunda mitad del siglo XIX  desembocó finalmente en el establecimiento de una floreciente industria metalúrgica.

En 1860 Fusión Carbonífera  inició la producción de plomo en la zona de forma industrial, abriéndose una fundición en La Vega, junto a las minas de hulla de Cabeza de Vaca, llegando a producir 13.000 Tn de metal. Esta compañía se convirtió en la más importante de la zona, pasando a poseer más de 1.000 concesiones mineras (carbón, cobre, plomo, hierro, arsénico y antimonio).

En las décadas de 1870 y 1880 tres compañías controlaban más del 80% de la propiedad minera. Eran Bética, Manchega y Vizcaína; Loring Heredia y Larios (que integraba entre otras las propiedades de la antigua Fusión Carbonífera) y la Sociedad Hullera y Metalúrgica de Belmez.

El 6 de octubre de 1881 se constituyó en París la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya. Este emprendimiento surgió de Charles Ledoux, ingeniero francés cuya pretensión era la de unificar y ordenar los intereses mineros de las compañías mineras de Sierra Morena y Valle del Guadiato en las provincias de Córdoba, Ciudad Real y Badajoz.

Producto del desarrollo del Ferrocarril y ante la necesidad de carbón como combustible,  la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces, se hizo con todos los bienes de Loring Heredia y Larios, convirtiéndose en la mayor propietaria de la zona, centrándose solamente en la extracción del carbón.

Con la entrada del siglo XX la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya se hizo con todas las minas de la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces. La S.M.M.P llevó a Pueblonuevo las oficinas, almacenes y talleres, dejando las minas de Belmez como una sección de las de Peñarrolla. El desarrollo de la actividad minera y metalúrgica en la zona levantó los niveles demográficos  del alto Guadiato, hecho que se mantuvo hasta los años treinta del siglo XX.

En la segunda mitad del siglo XX, una vez que la francesa  S.M.M.P anuncia su intención de abandonar las minas, se crea ENCASUR (1961), bajo el paraguas  del antiguo Instituto Nacional de Industria (INI), para hacerse cargo del sector extractivo de S.M.M.P. La empresa estatal mantuvo hasta el 2010 la actividad minera en el valle, con explotaciones como Pozo María, de una profundidad de 345 metros, de los cuales sólo se ha explotado hasta la cota de 270; o  la corta Cervantes oeste (explotación a cielo abierto) cercana a la población melariense de El Porvenir.

El conjunto minero que ha llegado hasta la actualidad arranca como hemos visto en el siglo XIX e incluye múltiples minas e inmuebles industriales en los municipios de Peñarroya-Pueblonuevo, Bélmez, Espiel o Fuente Obejuna. Destacan elementos como los castilletes de bocamina en hierro o  mampostería como los de pozo Aurora, de Cervantes, de  San José o el de Lucas Mallada, todos en Bélmez. La arquitectura civil del Peñarroya se relaciona con los servicios de la empresa francesa: la clínica de Santa Bárbara,  la biblioteca pública, las casas de los Franceses, el casino, el ayuntamiento y la sede social de la empresa.

En la actualidad las actividades mineras prácticamente han desaparecido, manteniéndose en uso algunas instalaciones y pozos en la tradicional cuenca carbonífera del alto Guadiato: en Peñarroya-Pueblonuevo y Bélmez.

EXTENSIÓN:  Km2

MUNICIPIOS AFECTADOS:

Peñarroya-Pueblonuevo

Bienes protegidos

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RECURSOS Y REFERENCIAS:

Paisajes y patrimonio Cultural en Andalucía. Tiempo, usos e imágenes. Dirección científica, Laboratorio del Paisaje del  Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH)

http://www.iaph.es/export/sites/default/galerias/documentacion_migracion/Cuaderno/1286274663302_23sierramorenadecordoba.pdf

CANO GARCÍA, MANUEL CANO. Apuntes sobre la cuenca minera del Valle del Guadiato. Segunda Parte, Minería Industrial.

http://helvia.uco.es/xmlui/bitstream/handle/10396/4184/SIZIGIA_01_1.pdf?sequence=1

TORQUEMADA DAZA, J. A. La compañía de los ferrocarriles andaluces en la Cuenca Minera de Belmez. Un análisis de su actividad  minera, social, económica y política en el norte de la provincia de Córdoba. En: www.docutren.com

http://www.docutren.com/archivos/malaga/pdf/I11.pdf

Belmez Histórico. En:

http://patrimoniobelmezano.blogspot.com.es

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