Minas de Cabeza de Vaca y Santa Isabel

Historia

Esta explotación fue junto con "La Terrible" una de las más antiguas y productivas de la Cuenca Minera del Guadiato. En sus principios fue explotada por la "Fusión Carbonífera y Matalífera de Belmez y Espiel", sociedad fundada en 1855, que abrió numerosos pozos y levantó los edificios auxiliares, instalando también hornos de cok y fábricas de briquetas. En 1868 la propiedad pasó a la Sociedad Larios, Heredia y Loring, de Málaga, propietaria unos altos hornos en aquella capital y de los ferrocarriles de Córdoba a Belmez y de Córdoba a Málaga, que de este modo se aseguró el abastecimiento de combustible para sus ferrocarriles e industrias. En 1877 se creó la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces, que compró las líneas férreas de Larios Heredia y Loring y en 1882 sus propiedades y derechos mineros, como único recurso para abastecer a sus locomotoras e industrias, ya que las otras minas de carbón activas en Andalucía, las de Villanueva del Rio (Sevilla), pertenecían a M.Z.A.. En esta época se intensificó la extracción con la excavación de nuevos pozos y se renovó la maquinaria de extracción y ventilación.

El grupo de Cabeza de Vaca tenía una superficie de unas 348 hectáreas y abarcaba, además de la propia Cabeza de Vaca, otras concesiones como Absalón, La Torre, La Marteleña, Trajano, La Aurora y Virgen de los Remedios.

En 1889 la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces era la mayor productora de carbón de la Cuenca Minera del Guadiato con un 56% del total, pero en 1891 comenzaron los problemas económicos de esta sociedad, que se fueron agravando hasta el punto de que en 1900 se vio obligada a vender las minas de Cabeza de Vaca y Santa Elisa en el Antolín, junto con el resto de sus concesiones, a la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya, que continuó la explotación de estas minas hasta el 3 de junio de 1922, fecha en la que cesó el trabajo en Cabeza de Vaca, clausurando definitivamente el pozo el 14 de agosto del mismo año.

La mañana del 4 de marzo de 1914 una explosión de grisú produjo el hundimiento de una galería en la que quedaron atrapados varios mineros. Tras una operación de rescate que duró once dias, dos fueron rescatados con vida, siendo doce el número de víctimas mortales

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