Por otro lado, en una Memoria de la ?Sociedad Minera Metalúrgica de Peñarroya

1.- ANTECEDENTES HISTÓRICOS: Según una “MEMORIA ÍNTIMA” redactada por D. Salvador Viniegra Valdés (1) en la ciudad de Cádiz, durante 1908, y dirigida al entonces director de la Compañía Gaditana de Minas D. CARLOS LACAVE, y concretamente en el Capítulo V dedicado al FERROCARRIL, se afirma que desde que comenzara la cementación de piritas procedentes de la Mina Caridad, en 1891, “se pensó en la construcción de un tranvía para poder aprovechar el azufre de los minerales extraídos...En 2 de Febrero, presenté al Ayuntamiento de Aznalcóllar solicitud para que se me autorizara a practicar estudios en terrenos de su término, que habían de servir para la construcción de un TRANVÍA a Sanlúcar la Mayor”.

    El Sr. Viniegra no aclara en su MEMORIA (2) si este estudio de Tranvía hasta Sanlúcar se hizo o no, conforme a  lo que se había proyectado inicialmente. Tampoco existen datos relativos a la inviabilidad o conveniencia de esta primitiva línea que, en el caso de haberse construido, habría enlazado necesariamente con el  ferrocarril de ancho RENFE Sevilla-Huelva en aquella población hispalense. Lo único que dice es que “Al fin se optó por un ferro-carril que arrancando de la mina Caridad pasara por las de la Seville Sulphur and Company y terminara, ya en San Juan de Aznalfarache, ya en la ría del Guadalquivir”. También conviene aclarar que antes de construirse el ferrocarril a Sevilla, los minerales piríticos de la Mina Caridad y de la Seville Sulphur se transportaban en carros hasta Sanlúcar la Mayor(3).

 

2.- CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS: Las primeras citas que he podido encontrar, relacionadas con la “COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS LA CARIDAD DE AZNALCÓLLAR” (constructora y propietaria del ferrocarril del cual es objeto el presente estudio) se contienen en la Memoria Intima antes citada de Don Salvador Viniegra Valdés, que fue uno de los socios fundadores de dicha Compañía.  Este personaje  debió ser muy influyente  en la historia del Ferrocarril  de Aznalcóllar, porque su nombre aparece con bastante frecuencia en otros documentos  posteriores de la Cía. GADITANA DE MINAS. Obsérvese cómo el señor Valdés relata a su manera los orígenes de esta Sociedad Minera: “...Se aceptó el proyecto, formándose un SINDICATO de diez socios, con iguales participaciones. Yo fui uno de ellos y se me encomendó la parte más activa del asunto. Ninguno de los socios se habían ocupado jamás de negocios mineros...” (4). El señor Viniegra Valdés, por su parte, sitúa el comienzo de los primeros sondeos de investigación en el mes de Septiembre de 1886. Sin embargo, según otros documentos consultados de la época (5), la “COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS”  se constituyó oficialmente, mediante escritura pública otorgada en Cádiz ante el notario D. Luis Alvarez y Osorio, el 7 de Septiembre de 1889; siendo su primer presidente D. LORENZO LACAVE PERROT, Marqués de Fuel Pérez-Calixto. Seguidamente, fue inscrita en el Registro de la Propiedad de Sanlúcar la Mayor, el 9 de Octubre de ese mismo año, fijándose como duración de dicha Compañía el plazo de noventa y nueve años. El hombre en quien D. Lorenzo delegó todos los poderes de negociación ante las autoridades competentes, fue D. NICOLÁS FUSTER Y ROMERO, y figura en todos los documentos consultados como apoderado de la “Cía. GADITANA DE MINAS”. Todas las personas que pertenecieron durante las primeras décadas al Consejo de Administración, tenían su residencia habitual en Cádiz.

    Los Estatutos de la Compañía Gaditana fueron reformados por la Junta General de Accionistas, el 20 de Septiembre de 1901; y a raíz de esta fecha tan determinante para el futuro de la Sociedad, fue cuando se decidió autorizar a su presidente D. LORENZO LACAVE, para que solicitara a los poderes públicos la concesión de un ferrocarril de vía estrecha que partiendo de la mina Caridad, término de Aznalcóllar, llegue a orillas del río Guadalquivir. A partir de esa Junta General de Accionistas es cuando se plantea a fondo la conveniencia de construir un ferrocarril propio, y se agilizan los trámites para que las obras comiencen cuanto antes. Mientras tanto, se hacen gestiones con la vecina SEVILLE SULPHUR, para transportar conjuntamente las piritas de sus criaderos.

3.- ¿POR QUÉ LA Cía. GADITANA DE MINAS CONSTRUYÓ EL FERROCARRIL?: Remitiéndome a los orígenes del ferrocarril que nos ocupa, resulta muy extraño que una sociedad tan fuerte y tan bien constituida, como la SEVILLE SULPHUR, que explotaba los criaderos más potentes de Aznalcóllar desde finales del siglo XIX, no fuera quien tomara la iniciativa de construir el ferrocarril hasta Sevilla, siendo ella la primera interesada.

   Según PINEDO VARA (6), el móvil que empujó a la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS a la construcción del citado Ferrocarril (apoyándose en imperativos económicos) fue  la venta de unas trescientas mil toneladas de mineral de baja ley pero con altos porcentajes de azufre, que la Empresa había ido acumulando en las explanadas de cementación (7). Un móvil más o menos similar fue el que obligó a la compañía onubense “HIJOS DE VAZQUEZ LÓPEZ” a construir un ferrocarril que iba desde la mina de La Joya hasta el apeadero de Tamujoso, donde enlazaba con el ferrocarril de vía ancha Zafra-Huelva. La única diferencia es que aquella primitiva línea solo tenía una anchura entre raíles de 60 cm.

   Pero es obvio que, al margen de este argumento desencadenante del F.C. de Aznalcóllar, la Cía GADITANA DE MINAS consideró otras razones de peso, que a la larga iban a condicionar el futuro de la compañía explotadora de la línea en los años venideros:

A)   Por un lado, ocupó un lugar preferencial la compañía inglesa con domicilio en Escocia “THE SEVILLE SULPHUR AND COPPER COMPANY LIMITED”; ya que las piritas transportadas por esta Sociedad, constituyeron desde siempre el sostén económico más importante del Ferrocarril de Aznalcóllar, sobre todo desde que se cerró la Mina Caridad en 1926 y dejaron de embarcarse por el río Guadalquivir los minerales de la Cía. GADITANA DE MINAS.

B)   En un lugar más secundario, aunque no menos importante, estaba el tráfico de adoquines y otras rocas graníticas procedentes de las abundantes canteras de Gerena.

C)   El tráfico de mercancías y de viajeros no fue nunca un buen negocio.

 

 

4.- LA CONCESIÓN DEL F.C. Y EL PLIEGO DE CONDICIONES GENERALES: La concesión para construir el F.C. de Aznalcóllar, fue autorizada y hecha pública a través de la Real Orden del 2 de Septiembre de 1902.

   Además de las condiciones generales, sancionadas por el Gobierno de S.M. Alfonso XIII, con fecha 27 de Diciembre de 1901, se establecieron 16 artículos complementarios, el 3 de Agosto de 1902 (8), entre los cuales merece la pena destacar:

ARTÍCULO PRIMERO: “El concesionario se obliga a ejecutar de su cuenta y riesgo todos los trabajos necesarios para el establecimiento de un ferrocarril de vía estrecha desde la mina Caridad término de Aznalcóllar hasta el río Guadalquivir”.

ARTÍCULO TERCERO: “En el término de quince días, contados desde la fecha en que se publique esta Concesión en la Gaceta de Madrid, consignará el concesionario en la Caja General de Depósitos la cantidad de cincuenta y nueve mil setecientas cincuenta y nueve pesetas, con noventa céntimos en metálico, o su equivalente en efectos de tal Deuda Pública, calculados al tipo que para este objeto señalan las disposiciones vigentes, cuya suma representa el tres por ciento del importe del presupuesto del camino.

   Esta fianza no se devolverá hasta que el concesionario justifique tener ejecutadas obras por valor de la tercera parte del importe de las comprendidas en la concesión, quedando dichas obras en garantía del cumplimiento de las condiciones estipuladas. Si no se verificase el depósito en el plazo señalado, se declarará sin efecto la adjudicación, según dispone el artículo diez y seis de la vigente Ley de Ferrocarriles”.

ARTÍCULO QUINTO: “El concesionario dará principio a la ejecución de las obras dentro del año siguiente al de la fecha de la concesión, y terminarán dentro de los tres años siguientes al comienzo de las obras (Artº tercero de la Ley especial de 27 de Diciembre de 1901)”.

ARTÍCULO DÉCIMO: “La concesión de este ferrocarril se otorga por noventa y nueve años...”.

ARTÍCULO DÉCIMO-CUARTO: “Para atender a los gastos de la Inspección que el Gobierno ha de ejercer sobre este ferrocarril, el concesionario abonará anualmente desde el principio de las obras, la cantidad de cincuenta pesetas por cada kilómetro en construcción y la de cien pesetas por cada uno de los que se hallen en explotación”.

ARTÍCULO DÉCIMO-QUINTO: “El material móvil que como mínimo ha de emplearse en este ferrocarril, será el siguiente:      

   Cuatro locomotoras mixtas de tres ejes acoplados.

   Cuarenta vagones especiales para el transporte de minerales, sin freno.

   Veinte vagones especiales para mineral, con freno.

   Seis furgones con freno”.

 

5.- LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA LACAVE EN EL SOSTENIMIENTO DEL F.C. DE AZNALCÓLLAR: De no haber sido por la familia LACAVE, es muy probable que el Ferrocarril de Aznalcóllar hubiera tenido que clausurarse con anterioridad a 1974. El sostenimiento económico de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS supuso más dificultades de las que se esperaban, a partir del cierre de la Mina Caridad en 1926 (9); ya que a partir de esa fecha la  única cliente de excepción fue la SEVILLE SULPHUR, que seguía explotando aún los minerales de la masa Cuchichón. Y siempre, en los momentos más difíciles, fue la familia LACAVE la encargada de inyectarle al F.C. de Aznalcóllar importantes sumas de dinero, para contrarrestar las pérdidas que se producían habitualmente.

    Existen numerosas citas documentales que corroboran estos importantes desembolsos, pero las que me han parecido más significativas son las que aporta en su “MEMORIA ÍNTIMA” (10) el socio fundador y Secretario del Consejo de Administración de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS, D. Salvador Viniegra Valdés. Concretamente, en el Capítulo VIII de dicha Memoria, se afirma que una vez terminado el ferrocarril hasta Camas, el costo excedía ya de los dos millones de pesetas presupuestados. Y añade a continuación el Sr. Valdés que “...tanto nuestro  Presidente  D. LORENZO LACAVE como su familia,

vino a dominar la situación, anticipando fondos en cuenta corriente con interés del 6% anual...”. Un poco más adelante, D. Salvador continúa diciendo: “La situación era pues muy crítica, porque además, se había unido a las causas anteriores la baja de los cambios, y gracias a los productos que iba dando el ferrocarril con el transporte de los minerales de la SEVILLE SULPHUR y a los adelantos de fondos que continuaba haciendo la familia LACAVE, se pudo dominar la situación”. Para tener una idea de los desembolsos extraordinarios que se hicieron, basta recordar que el dinero adelantado por la familia LACAVE hasta 1907, ascendía a 1.426.095,32 pesetas de aquella época (11).

   En cualquier caso, lo que en este capítulo nos interesa subrayar es la valentía y la ejemplaridad demostradas por la familia LACAVE, a lo largo de setenta años de convulsiones y vicisitudes económicas. Para que el lector se haga una idea de las personas apellidadas así que pertenecían al Consejo de Administración de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS en 1901, cuando se reformaron los Estatutos de dicha Compañía, paso a transcribir literalmente el texto al que me refiero (12):

   “D. José L. Lacave, Secretario de la Compañía Gaditana de Minas La Caridad de Aznalcóllar=Certifico=Que en la Junta general extraordinaria convovada el 22 de Agosto último y celebrada en este día, a la que asistieron los Señores Don Lorenzo Lacave por su propio derecho, y en representación de Don Antonio J.Bensusan=Don Adolfo Gómez=D. Héctor Cavanna=Doña Clementina Lacave=

Doña Rosa Lacave=Doña Ana Lacave=Doña Dorotea Lacave=Doña María Lacave=D. Enrique Lacave=Doña María Re Ramos=Don Pedro Luis Lacave=Doña María G. Lacave=Doña Marta Supervielle=Doña María Supervielle =D. Juan Arrouset=Doña Luisa Arrouset=Don Justino Arrouset=Doña María Arrouset y Doña Matilde Supervielle=D. Juan de la C. Lavalle=D. Aurelio Alcón por su propio derecho y en representación de Doña Josefa Lerdo Vda. de Alcón y de D. Enrique García; Don Salvador Viniegra por su propio derecho y en representación de Doña Adelaida Cassá Vda. de Alcón, de Doña María Joaquina

Lasso de la Vega y de D. Horacio  Alcón; D. José Luis Lacave; D. José M. Lazaga y Don Felipe Lerdo de Tejada, en representación de Doña Ana Alcón, representando en junto dos mil nueve acciones de las dos mil quinientas que componen el capital social...”.

   Por tanto queda claro que, a pesar de que el F.C. de Aznalcólar nunca fue un buen negocio para sus propietarios, al menos puede considerarse un motivo de orgullo y satisfación para la familia LACAVE; ya que nació en Cádiz a través de uno de sus progenitores (D. Lorenzo) y murió en los brazos de D. JOSÉ MARÍA LACAVE Y ESCALERA, el cual se convirtió finalmente en uno de los liquidadores del Ferrocarril y en el último Director-Gerente de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS.

6.- EL TRAZADO INICIAL: El Ferrocarril de Aznalcóllar hasta el río Guadalquivir fue el más oriental (junto con el de Cala) de los que se construyeron en la Faja Pirítica del Suroeste Ibérico. A diferencia de otros ferrocarriles mineros de la época, que discurrían por parajes montuosos, atravesando túneles y sinuosos precipicipios, el F.C. de Aznalcóllar se construyó sobre un terreno escasamente accidentado, con pendientes muy suaves y curvas de excelente radio. Debido a estas condiciones geográficas tan favorables, no fue necesario hacer obras de fábrica demasiado complicadas ni excavar ningún túnel a lo largo de la línea.

   La línea general discurría inicialmente entre la Mina Caridad (Aznalcóllar) y el muelle de “Los Gordales” (San Juan de Aznalfarache), sobre la margen derecha del río Guadalquivir (13). La longitud total hasta el citado muelle era de 33,610 kilómetros; pero la estación terminal más importante estaba situada en la población de Camas, sobre el punto kilométrico 28,540. En este lugar se encontraban las playas de clasificación de minerales y se efectuaban los transbordos a los vagones de ancho RENFE. Para los embarques, se utilizaba el río Guadalquivir. La vía entre la mina Caridad y la Estación de Camas era simple; pero desde aquí hasta el embarcadero de San Juan de Aznalfarache era estuchada;  es decir, que  su  tendido  discurría   dentro de  otra  vía de  ancho

nacional, con el fin de que las locomotoras métricas pudieran remolcar hasta el embarcadero los vagones de ancho RENFE. Posteriormente, con el paso del tiempo, el río Guadalquivir fue perdiendo calado en esa zona y se eligió como nuevo punto de embarque el muelle Delicias (más al sur que el primitivo); hasta que las importantes riadas que afectaron a Sevilla en 1.958 y 1.961 destrozaron gran parte del ramal comprendido entre Camas y el Río, y hubo que utilizar desde entonces esa última estación.

    El ancho del F.C. de Aznalcóllar era de un metro. El carril empleado para las vías era del tipo “VIGNOLE” (14)  de 20 Kg. de peso por metro lineal, y estaba  tipificado en los Altos Hornos de Vizcaya como “carril Aznalcóllar” (15). Las traviesas tenían 1,70 metros de longitud y 11 centímetros de ancho. Posteriormente, los carriles empleados fueron de 28 y 32 Kg/metro; cuando se modernizó la línea con locomotoras diesel. Las obras de explanación de la vía comenzaron en de Enero de 1902 y se concluyeron en Julio de 1905, aunque su inauguración oficial no se produjo hasta el mes de Agosto de ese mismo año. El costo del ferrocarril, al 31 de Diciembre de 1907, ascendía a 2.953.377,38 pesetas. Curiosamente ese mismo año, tuvo los primeros y quizás los únicos beneficios de toda su historia, repartiéndose sus propietarios la cantidad de 374.282,71 Pts (16).

   Como ya dije anteriormente, el cierre de la Mina Caridad se produjo en 1926. Por tanto, a partir de esta fecha queda fuera de servicio el segmento comprendido entre aquella mina y la antigua Estación de Cuchichón, que estaba situada en el enlace de la vía general con el ramal de Aznalcóllar; y se establece como  definitivo el segmento CUCHICHÓN-CAMAS. El pequeño ramal que quedó fuera de servicio tenía una longitud de 1,596 kilómetros.

 

7.- SEGMENTACIÓN DE LA VÍA: El Ferrocarril de Aznalcóllar presentaba dos tramos sinuosos y un tramo intermedio de segmentaciones considerablemente rectas. El tramo más sinuoso se extendía desde la Mina Caridad hasta la “Caseta de Bernardo” (Kº 10.090), en el cruce de la vía general con la carretera

de Olivares; y el menos sinuoso se extendía desde el Arroyo de la Laguna, en las inmediaciones de Santiponce, hasta las cercanías de Camas.

   Asi, pues, el F.C. de Aznalcóllar no planteó demasiados problemas de orden técnico, ya que casi toda la explanación de la vía se hizo sobre un terreno  arcilloso y relativamente blando, donde las rocas miocénicas más duras que hubo que vencer se hallaban comprendidas en el segmento Mina Caridad-Puente del Convento, al comienzo de la línea. Para el tendido de la vía general solo fue necesario construir un viaducto metálico sobre el río Guadiamar, otros dos viaductos con ladrillos de fábrica, situados en el Arroyo de Los Frailes (Aznalcóllar) y en el Arroyo del Judío (Valencina) respectivamente, y un puente superior sobre el “Camino de los Vinateros”, en las cercanías de Santiponce.

   Algunos años después se construyeron los ramales Gerena/Empalme-Gerena y Aznalcóllar-Cuchichón. Para el primero de ellos solo fue necesario construir un pequeño viaducto metálico a la entrada de Gerena; pero para el ramal de Aznalcóllar hubo que vencer la gran depresión que presentaba el  río Agrio cerca de las minas, a base de un viaducto metálico que fue el más importante de los que se construyeron.

   A pesar de tratarse de un ferrocarril relativamente corto (33,610 kilómetros), atravesaba terrenos pertenecientes a diez municipios sevillanos, que en el sentido Mina Caridad-Sevilla eran  Aznalcóllar (Kº 0 al Kº 2.450), Sanlúcar la Mayor (Kº 2.450 al Kº 6.800), Gerena (Kº 6.800 al Kº 8.560), Olivares (Kº 8.560 al Kº 15.860), Salteras (Kº 15.860 al Kº 19.680), Valencina (Kº 19.680 al Kº 23.600 y Kº 25.500 al 27.150), Santiponce (Kº 23.600 al Kº 25.500), Camas (Kº 27.150 al Kº 30.500), Sevilla (Kº 30.500 al Kº 33.000) y San Juan de Aznalfarache (Kº 33.000 al Kº 33.610). Si se observa detenidamente la segmentación kilométrica descrita, se observará que el municipio más afectado por el tendido del Ferrocarril de Aznalcóllar, fue Olivares, con más de siete kilómetros de vía dentro de su término municipal (7,300 Kms). Y el municipio menos afectado, S. Juan de Aznalfarache, con tan solo 676 m. en su término.

 

8.- LOS RAMALES POSTERIORES: Cuando se construyó la primitiva línea entre la Mina Caridad y el embarcadero de Los Gordales, sobre la margen derecha del río Guadalquivir, la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS  no se había cuestionado aún el tráfico de viajeros ni de mercancías por terrenos de su propiedad, ya que el citado ferrocarril fue solicitado como de uso particular. Pero el costoso tráfico de las piritas, unido al creciente interés demostrado por los vecinos de Aznalcóllar y Gerena, para beneficiarse también de las enormes ventajas que suponía aquella modalidad revolucionaria de transporte, hicieron que la compañía propietaria del Ferrocarril estudiara seriamente las posibilidades de construir sendos ramales hasta las poblaciones vecinas de Aznalcóllar y Gerena.

A)   El RAMAL DE GERENA: Por extraño que parezca, el primero de los ramales que se construyó fue el que iba desde la Estación de GERENA-EMPALME, sobre el punto kilométrico 7.520 de la línea general hasta la población de Gerena, salvando una distancia de 4.050 Kms. Entró en funcionamiento a principios de 1911 (17); y se construyó con anterioridad al de Aznalcóllar, por el enorme auge e interés que habían despertado las canteras de granito para la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS y los supuestos beneficios que esperaba conseguir. El origen del ramal estaba situado en el Kº 7.763, a escasos metros de la propia Estación del Empalme. De los edificios que se construyeron, se conservan todavía dos: Una casilla para guardas (en el cruce del F.C. con la carretera de Aznalcóllar), que se ha salvado milagrosamente de su demolición; gracias a que el propietario de la finca donde está ubicada, ha reformado la techumbre para utilizarla con fines agrícolas.  También se conserva en bastante buen estado la Estación de GERENA-PUEBLO; a pesar de habérsele hecho algunas reformas posteriores en los últimos años, como el cerramiento con malla metálica de la marquesina donde esperaban los viajeros y algunas modificaciones de mal gusto en las fachadas y testeros. Obviamente, la explicación de por qué este edificio  sigue   conservándose  en  buen  estado, hay  que  atribuírsela a su

teórico dueño D. Manuel Flores Castillo y familia, que son quienes viven en ella desde hace casi treinta años. Este hombre fue antiguo empleado de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS.

    Los trenes llegaban vía arriba, desde la Estación de GERENA-EMPALME hasta la estación de GERENA-PUEBLO, después de salvar un pequeño viaducto metálico a poniente de esta población. Frente a la Estación había amplios espacios disponibles, donde se almacenaban y cargaban los adoquines y otros elementos de granito procedentes de las canteras. También había una cochera para carruajes, una báscula y una plataforma giratoria para cambiar de sentido la marcha de las locomotoras. Desgraciadamente, de todo el complejo ferroviario de Gerena, solamente se ha salvado la Estación. En el lugar que ocupaban las Cocheras, las vías de maniobras y las playas de clasificación de rocas ornamentales de granito, se construyó el antiguo campo de fútbol y los bares “Gran Parada”  (en la actualidad, cerrado) y “La Cantina”. Los terrenos de estos dos bares fueron comprados a la Cía. GADITANA DE MINAS sobre 1979-80 (18), después de la clausura del Ferrocarril y la venta posterior de sus bienes.

   Todos los elementos de granito (adoquines y piedras de molino para aceite) eran cargados en amplias bateas de compuertas abatibles, y arrastradas luego hasta la Estación de GERENA-EMPALME, donde se unían a los minerales procedentes de Aznalcóllar y a los vagones de viajeros. En cada batea se cargaban aproximadamente 1.700 adoquines de los normales, y 1.100 de los que tenían mayores dimensiones (19).

   Del ramal de Gerena, se conservan solamente algunos tramos muy cortos, ya que la mayor parte de la explanación ha sufrido daños muy importantes, desde que se introdujeron las nuevas máquinas agrícolas. El último segmento que quedaba intacto entre la Gasolinera “Los Abades” y el puente metálico que había a la entrada del pueblo, ha sido ocupado por la citada Gasolinera  y  una gran  explanada  que viene  utilizándose  hace  ya algunos

años como recinto ferial de Gerena.A esta travesía la han bautizado como Avda. del Puente sin Baranda.

B) EL RAMAL DE AZNALCÓLLAR: Mucho antes que la COMPAÑÍA GADITANA DE

MINAS construyera el ramal a Gerena, los vecinos y autoridades de Aznalcóllar ya habían hecho reiteradas gestiones para añadir al trazado general de la vía un pequeño segmento, que iría desde la nueva Estación de Cuchichón hasta la margen oriental del pueblo. Con anterioridad a 1914, los viajeros de Aznalcóllar que deseaban desplazarse hasta la capital por el ferrocarril, tenían que ir en pie o en bestias hasta la Estación de Cuchichón, a través de un camino casi impracticable y un puente de madera muy antiguo que salvaba el río Agrio en esa zona. Como este recorrido resultaba muy penoso y particularmente incómodo en épocas lluviosas, es por lo que se pensó en solicitar de la Compañía propietaria del Ferrocarril, la prolongación de éste hasta el pueblo de Aznalcóllar.

Las autoridades locales expusieron a la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS una serie de razones y argumentaciones de peso, por las que se consideraba de justicia la construcción del ramal solicitado. Aún así, no fue fácil  convencer a los propietarios de la línea férrea; quienes por fin elaboraron el Proyecto de ramal CUCHICHON-AZNALCÓLLAR, el 19 de Octubre de 1.912 (20). Las obras de desmonte comenzaron en 1913 y los fondos para su ejecución fueron concedidos por el Gobierno Civil de Sevilla. El citado ramal tenía una longitud de 3.160 Kms, entre la Estación de Aznalcóllar y la vieja Estación de Cuchichón. La obra más importante de este último segmento férreo (y a su vez, la más importante de toda la línea), fue la construcción de un impresionante viaducto metálico sobre el  río Agrio, que era bastante profundo en esa zona.

Los edificios  más importantes que se construyeron fueron la Estación (que se componía de dos plantas) y las Cocheras; a poniente de las cuales  existía

una placa giratoria, como en otras estaciones, para cambiar el sentido de las locomotoras. También existían AGUADA, BÁSCULA y RETRETES para hombres y mujeres. En 1914, el ramal Cuchichón-Aznalcóllar funcionaba ya a pleno rendimiento (21).     

 

9.- LOS PUENTES DEL FERROCARRIL: Al margen del copioso número de alcantarillas que se proyectaron para salvar las vaguadas y los arroyos menos importantes que cruzaban el F.C. de Aznalcóllar, la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS, tuvo que costear dos viaductos metálicos de gran envergadura sobre los ríos Agrio y Guadiamar; otro puente metálico de 4 metros a la entrada de Gerena; varios pontones también metálicos entre Camas y el embarcadero de San Juan de Aznalfarache; dos macilentos puentes (muy similares entre sí) construidos con ladrillos de fábrica, y un paso elevado en las cercanías de Santiponce.

A)   VIADUCTO METÁLICO SOBRE EL RÍO AGRIO: El viaducto sobre el río Agrio, más conocido por la gente de Aznalcóllar como el “Puente de Hierro”, fue construido en el año 1913; a raíz de la solicitud del Ayuntamiento de ese pueblo, de fecha 30 de Septiembre de 1912, pidiéndole a las autoridades civiles y mineras la prolongación del Ferrocarril desde la antigua Estación de Cuchichón hasta la margen derecha de Aznalcóllar. Según cuentan los que tuvieron la suerte de verlo todavía en pie, fue la obra de ingeniería más importante de todo el Ferrocarril; ya que de todo el presupuesto empleado en la construcción del ramal Cuchichón-Aznalcóllar, prácticamente la mitad se invirtió en la construcción del “Puente de Hierro” (22). Este viaducto se componía básicamente de cuatro tramos metálicos en forma de cajones de celosía; apoyados sobre tres pilas tronco-piramidales (también metálicas) que se cimentaban sobre muros de mampostería en el lecho del río Agrio. Los estribos donde se apoyaban los extremos del puente eran también de mampostería. Los dos tramos centrales eran los más largos, con 36 metros cada uno; y los dos menores medían  28,80 metros, de modo que

la longitud total era de 129,60 metros. La distancia entre los carriles de la vía y el nivel del río Agrio en su zona más profunda era de 26,20 metros; y la altura del “cajón de celosía” por encima del cual circulaban los trenes, medía 3,75 metros, sin contar las barandillas peatonales.

El Viaducto sobre el río Agrio fue desguazado el 19 de Junio de 1963, sobre las cuatro y media de la tarde (23), siendo ya titular de las Minas de Aznalcóllar, la compañía ANDALUZA DE PIRITAS, S.A. La cuadrilla que lo desguazó estaba compuesta por seis trabajadores y un encargado.

ANTONIO BRETONES ESCOBEDO es uno de los hombres que trabajaron más activamente en el desguace, y el que me ha cedido tan amablemente las fotos instantáneas (y quizás las únicas) de aquel histórico suceso. Según A. BRETONES, el sistema utilizado para que la estructura metálica se precipitara sobre el río Agrio, consistió en apuntalar con maderas dos patas de cada uno de los tres pilares metálicos donde se apoyaba el puente, cortar con soplete dichas patas y después prenderle fuego a las maderas. Obviamente, al quemarse las maderas, los pilares fueron perdiendo verticalidad y el puente fue volcándose como un coloso, hasta precipitarse bruscamente  sobre el lecho del Río. Este vuelco fue posible, gracias a que la estructura del puente se apoyaba sobre rodillos metálicos que compensaban los efectos de la dilatación. Después se cortaron las dos patas restantes de cada pilar y así se completó la fase más comprometida del desguace. Finalmente, se procedió a cortar el cajón y las tres pilas tronco-piramidales en trozos más pequeños, para poderlos cargar en camión y transportarlos a Sevilla.

Con el desguace de este puente, se perdió una ocasión de oro para haberlo conservado como pieza histórica; si no en su primitivo emplazamiento, en otro sitio. Pero ni las autoridades locales ni los liquidadores  del   Ferrocarril   hicieron  nada  por  evitar  esta  agresión

histórica sin precedentes. Todavía son visibles los estribos de mampostería en los que se apoyaba el puente, a pesar del deterioro sufrido por la nueva explotación de Aznalcóllar. 

B)   PUENTE SOBRE EL ARROYO DE LOS FRAILES: Este macilento viaducto, conocido también por los vecinos de Aznalcóllar como “Puente del Convento” o “Puente sin Baranda”, fue construido por la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS sobre el Arroyo de los Frailes, que bordea la zona levante de las minas, en dirección Norte-Sur. Curiosamente, fue hecho en su totalidad con ladrillos de fábrica prensados, del tipo de los empleados en otras edificaciones de la línea; a pesar de la proximidad de Gerena, donde se explotaban en aquella época excelentes canteras de granito, y quizás el empleo de este tipo de roca hubiera resultado menos costoso para la compañía propietaria del Ferrocarril. Sólo se utilizaron sillares de granito en  las coronaciones laterales del muro.

El citado puente se compone de tres arcos idénticos de medio punto, espaciados uniformemente. Dichos arcos fueron reforzados a partir de 1952; fecha en que las Minas de Aznalcóllar fueron arrendadas por la SEVILLE SULPHUR a la “Compañía Minera y Metalúrgica de Peñarroya” (24), y se introdujo para reforzar el parque tractor la locomotora 0-4-0, número 13, apellidada “POZOBLANCO”. Esta máquina, fabricada por “Fives-Lille” en 1903, procedía del ferrrocarril  Peñarroya-Puertollano , era mucho más pesada que las que tenía en propiedad la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS y fue devuelta a sus antiguos propietarios hacia 1956-57 (25).

Cada arco de los que componían el puente (a excepción del central) se reforzó con cinco zunchos metálicos: Uno en vertical; y los otros cuatro oblicuos, simétricos con el del centro. Cada zuncho se compone a su vez de dos parejas de raíles enfrentados entre sí, y dos varillas pasantes que oprimen   el muro  en  sentido  transversal, a modo  de  prensa.  En  los

extremos de cada pareja de raíles van soldadas dos pletinas con sendos agujeros; a través de las cuales pasan las varillas, que se roscan por sus extremos mediante tuercas que presionan el muro interiormente.

Cuando la entidad sueca “BOLIDEN-APIRSA, S.L.”, propietaria de las Minas de Aznalcóllar, proyecto la moderna explotación a cielo abierto de “Los Frailes”, hubo la sospecha de que este viaducto desaparecería en breve, porque se encontraba muy próximo a las labores mineras. Pero afortunadamente para los amantes del ferrocarril, las obras que hay proyectadas para desviar el Arroyo de los Frailes, a Levante de la citada mina, no afectarán para nada a este emblemático viaducto; que a pesar de los años transcurridos, presenta un magnífico estado de conservación.

C)   VIADUCTO SOBRE EL RÍO GUADIAMAR: Debido a los numerosos vacíos   documentales que plantea el F.C. de Aznalcóllar, no he podido conseguir datos técnicos sobre este interesante viaducto.

La única información disponible es que este puente fue construido sobre el río Guadiamar, cerca de la Estación de GERENA-EMPALME, en el Kº 6.800 de la línea general. Se componía de una rígida estructura métálica, con perfil en forma de rectángulo, encima de la cual se asentaban los raíles de la vía; y dos plataformas peatonales en voladizo, que se arriostraban a ambos lados de la estructura principal, mediante vigas transversales y soportes en escuadra. Las partes exteriores de dichos pasillos peatonales estaban protegidas con barandillas metálicas, como el viaducto sobre el río Agrio...Y el suelo se resolvía con gruesos tablazones de madera, atornillados a las vigas de hierro transversales.

La estructura principal del puente se rigidizaba con pletinas y ángulos de diversas medidas, que se unían a las vigas de carga principales mediante remaches metálicos, formando celosías. Dicha estructura estaba formada por tres tramos metálicos iguales, que se apoyaban sobre dos pilares de fábrica  cilíndricos  cimentados  sobre el lecho del Río; y dos  estribos de

planta semielíptica (de ladrillos de fábrica también),  donde descansaban los extremos del puente. Dichos estribos disponían de rebajes interiores en forma  de escuadras,  de forma  que  la estructura  metálica o “cajón”

salvaba la diferencia de nivel  entre los pilares de anclaje y el plano de la vía. El puente de hierro sobre el río Guadiamar, conocido también como “Viaducto de la Pizzana”, fue desguazado por la compañía COMERCIAL DE DEMOLICIONES, S.A. (26) a partir de 1980 ; fecha en que salieron a subasta todas las propiedades de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS, unos años después de la clausura del Ferrocarril. A partir de entonces desapareció  de la escena minera uno de los puentes más hermosos de todo el recorrido Aznalcóllar-San Juan de Aznalfarache.

Hasta no hace mucho, los estribos y los pilares de este viaducto se conservaban íntegros, llorando sobre el Guadiamar aquellas décadas de prosperidad que vivieron las canteras y las minas...Pero durante las fuertes crecidas que tuvo el Río en Diciembre de 1997, uno de los pilares cilíndricos (el del lado Aznalcóllar) fue arrastrado por las aguas y partido en dos mitades. En la  actualidad, puede verse parcialmente sumergido sobre el Guadiamar, a muy pocos metros de su primitivo emplazamiento, formando una hermosa estampa que ya es historia. ¿Aguantará el pilar que queda todavía en pie la brutal embestida de las aguas, durante los próximos inviernos?.

D)   PUENTE DE VALENCINA: Está situado en el Kº 20.520 de la línea general, sobre el Arroyo del Judío; aunque en los mapas actuales del Servicio Geográfico del Ejército, figura con el nombre de “Arroyo Pie de Palo”. El citado puente queda a unos 500 metros de la desaparecida Estación de Valencina, en sentido Aznalcóllar-Río Guadalquivir; y es idéntico al que se construyó sobre el “Arroyo de los Frailes”, con algunas diferencias de escasísima importancia.

Está construido  en su totalidad con ladrillos de fábrica prensados, posee

el mismo sistema de reforzamiento de arcos con raíles y tiene tres arcos de medio punto iguales espaciados uniformemente; pero su planta es ligeramente curva, debido  al segmento casi semicircular que existe entre

la Estación de Valencina y la recta que se inicia en las proximidades del “Cortijo de Villadiego”. Otro matiz que diferencia este viaducto del que se construyó en las cercanías de Aznalcóllar, es que su coronación está resuelta con los mismos ladrillos de fábrica que se utilizaron para su construcción (recuérdese que las coronaciones del Viaducto sobre el Arroyo de los Frailes se resolvían con macilentos sillares de granito); y que sus arcos se inician casi a ras de suelo, ya que la depresión del terreno en esa zona no resulta tan impresionante y tan profunda como en el Viaducto de Aznalcóllar.

El estado de conservación de este puente, desde la primera vez que lo visité en la primavera de 1990, no ha variado sustancialmente. Las únicas novedades que se han producido desde entonces hasta 1998 son la rotura o el expolio de uno de los zunchos de reforzamiento de los arcos; y el “descarnamiento” de uno de los pilares de cimentación del puente  en el lecho del Arroyo, a consecuencia de las fuertes lluvias que se produjeron durante 1995, 1996 y 1997. Si el agua sigue socavando la base arcillosa donde se cimenta este pilar, el Puente de Valencina podría fracturarse o grietearse seriamente.

E)   PUENTE DE LOS VINATEROS: En realidad no se trata de ningún viaducto; sino de un paso elevado a modo de puente, por debajo del cual discurría el Ferrocarril de Aznalcóllar. Está emplazado en el Kº 23.880 de la línea general, en el término municipal de Santiponce; y aunque su estado de conservación no es demasiado bueno (pues presenta numerosas grietas), todavía hay quienes se atreven a cruzarlo con vehículos ligeros.

La COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS tuvo que construir este puente, porque el ferrocarril en esa zona atravesaba un camino muy antiguo, que

comunicaba Santiponce con Valencina y con otros pueblos limítrofes del Aljarafe, y ese camino era frecuentado por los numerosos carruajes de tracción animal que se empleaban en el campo por aquella época.

F)    PUENTE METÁLICO A LA ENTRADA DE GERENA: La construcción del ramal a Gerena no presentó ninguna dificultad específica, por lo llano del terreno y por la brevedad del recorrido.

Sin embargo, fue necesario salvar una depresión de escasa importancia a la entrada del pueblo, donde se construyó un PONTÓN METÁLICO de un solo tramo y una luz de 4 metros. La estructura de hierro descansa sobre los muros de fábrica que forman los estribos del puente; y las jácenas o soportes principales se componen  de dos vigas paralelas de perfil en doble T, donde se apoyaban los raíles por su parte superior. Los extremos de las vigas de carga principales se apoyaban sobre 4 sillares de granito; y aquéllas, a su vez, se arriostraban perpendicularmente con cuatro parejas de pletinas en diagonal, para darle más rigidez a la estructura. A ambos lados de las jácenas se construyeron dos pasillos peatonales con vigas en doble T, más pequeñas que las principales, y arriostradas a éstas mediante cuatro parejas de perfiles en U, siguiendo la misma alineación que las pletinas del centro. El suelo de los pasillos se resolvió con tablones de madera, atornillados convenientemente a la estructura.

Hasta 1994 este pequeño puente era visitable todavía y se conservaba en buenas condiciones, a falta de los tablones peatonales y los raíles de la vía, que fueron desmontados cuando se desmanteló el Ferrocarril. Incluso hasta 1985 conservó una placa de pequeñas dimensiones, donde se podía leer: “F.C. DE AZNALCÓLLAR AL GUADALQUIVIR”, pero al poco tiempo desapareció. Cuando el Ayuntamiento de Gerena construyó el nuevo recinto ferial, en vez de destruir el Puente, lo “encapsuló” mediante  una arqueta y lo dejó en su primitivo sitio, haciendo pasar los

actuales tubos de desagüe por su luz original de 4 metros...De modo que a los que desconozcan estos datos, puede parecerles que se desguazó, ya que aparentemente está “enterrado” y no resulta visible.

10.- LAS ESTACIONES, CASILLAS Y EDIFICIOS DEL FERROCARRIL: En la época que el Ferrocarril de Aznalcóllar funcionaba a pleno rendimiento con todos sus ramales, las casillas, estaciones y demás edificios que se construyeron en el sentido Aznalcóllar-San Juan de Aznalfarache, eran las siguientes:

     A) ESTACIÓN DE AZNALCÓLLAR Y EDIFICIOS ANEXOS: La Estación de Aznalcóllar estaba situada en la margen oriental del pueblo, a muy poca distancia del casco urbano, y a poniente de las minas. Era un precioso edificio de mampostería, con tejado a dos aguas y tejas planas de las utilizadas en casi todas las edificaciones foráneas de la época. Se componía de un módulo central con dos plantas y dos módulos simétricos de una sola planta, adosados a los testeros laterales, destinados al almacenamiento de equipajes y de mercancías. Originalmente, las cumbreras de los tejados se remataban con cuatro pináculos (27), que luego desaparecieron con el paso de los años. También había una marquesina con visera metálica en la parte frontal de la Estación, cuya techumbre se resolvía con chapas onduladas de pendiente invertida a la del tejado. Todas las uniones de los muros se resolvían exteriormente con ladrillos de fábrica prensados; así como los recercados de las puertas, las ventanas y el zócalo de la fachada principal. Este antiguo y emblemático edificio se conservó más o menos íntegro hasta el comienzo de los años setenta. Pero luego fue presa del abandono y del expolio; ya que a partir de entonces  desaparecieron las cerchas de la marquesina, el tejado se hundió y sus muros empezaron a grietearse seriamente. En una foto de 1980, aún se conservaba el rótulo de AZNALCÓLLAR, en el testero oriental de la Estación, y hasta principios de los años noventa se conservaron sus ruinosos muros. En su lugar se han construido modernas naves industriales, destinadas a diversos fines. Uno de los jefes de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS que habitaron durante más tiempo

la Estación de Aznalcóllar, en las primeras décadas del siglo XX, fue D. JUAN FERRER (28).

    A la derecha de la Estación había un pequeño edificio, del mismo estilo que aquélla, donde se ubicaban los RETRETES de caballeros y señoras. Tenía dos puertas iguales, ladrillos prensados en las uniones de sus muros y la cumbrera del tejado se remataba también con dos pináculos, algo más pequeños que los de la Estación de Aznalcóllar. Las heces y los orines se recogían en una fosa séptica subterránea e impermeable, que se limpiaba periódicamente para evitar que se llenara totalmente.

   A poniente de la Estación existía otro edificio destinado a COCHERAS, con tres puertas de entrada y una PLATAFORMA GIRATORIA enfrente, para cambiar el sentido de las máquinas. Las tres vías de las Cocheras convergían en la Placa Giratoria; y desde allí salía un pequeñísimo ramal de escasos metros,  que enlazaba con la línea general mediante agujas. También existió una AGUADA, de la cual no he podido conseguir ninguna foto, y una BÁSCULA que estaba situada frente a la Estación.

     B) LA CASILLA QUEMADA: Esta edificación era una casilla ordinaria del tipo más común de las que construyó la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS entre sus minas y el embarcadero de San Juan de Aznalfarache. Estaba situada después de la Estación de Aznalcóllar, a tan solo 360 metros de ésta; en el cruce del ferrocarril con el camino que iba hasta un grupo de casas para obreros denominado “La Juanita”, edificadas en la época de la SEVILLE SULPHUR. Este edificio se conocía popularmente como la “Casilla Quemada”; debido a un incendio fortuito que se produjo en 1936 (29). Esta casilla estuvo habitada durante algunos años por los padres de Antonio Bretones Escobedo, ANTONIO BRETONES AGUIRRE (30) y JOSEFA ESCOBEDO MORENO (31). Esta casilla fue de las primeras que desaparecieron, después de la crisis irreversible de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS, e iniciarse la explotación a cielo abierto de las “Minas de Aznalcóllar”.

     C) LA CASILLA DE MARÍA: Estaba situada en el  Kº 1.400, desde la Estación

de Aznalcóllar. En este lugar, el F.C. se cruzaba con el camino particular que iba hasta las casas para Jefes que se construyeron en la mina “La Higuereta”. Según las personas más viejas de Aznalcóllar, en esta casilla vivió un matrimonio  compuesto por María y Frasco Montes, y ambos fueron empleados de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS. Este edificio también ha desaparecido por completo, y estaba situado aproximadamente en el lugar que hoy ocupa la puerta de entrada de las modernas instalaciones de BOLIDEN-APIRSA, S.L.

     D) CASILLA DE CRISPINEJO: Estaba situada antes del viaducto metálico que se construyó sobre el río Agrio o Crispinejo, en el Kº 1,975. Era también una casilla ordinaria de las más pequeñas y desapareció hace ya bastantes años,  después de la época en que se desguazó el “Puente de Hierro”  (32). El emplazamiento de esta casilla era estratégico; porque desde ella, su inquilino,  vigilaba permanentemente el estado del Puente y la conservación de la vía.

     E) ESTACIÓN DE CUCHICHÓN: Estaba situada en el Kº 2,970 del segmento Aznalcóllar-Cuchichón, a tan solo 150 metros del empalme con el antiguo ramal de Mina Caridad. Este edificio empezó a utilizarse desde que se construyó el ramal de Aznalcóllar, a partir de 1913, y era similar al de la Estación que había en el pueblo, pero de dimensiones más reducidas y con una sola planta. Sus muros fueron contruidos a base de ladrillos de fábrica y el tejado se resolvió con tejas planas, como casi todos los edificios del Ferrocarril. A poniente de este edificio, también se construyeron RETRETES y un ALJIBE subterráneo de agua potable, enfrente, para el abastecimiento doméstico. La Estación fue demolida en la década de los sesenta, muchos años después de suprimirse el servicio de viajeros y siendo ya propietaria de las “Minas de Aznalcóllar” la sociedad ANDALUZA DE PIRITAS, S.A.

Recuérdese que hasta 1963 (fecha en que se desguazó el viaducto metálico sobre el río Agrio), los trenes subían hasta la Estación del Pueblo; pero a partir de entonces, la línea se iniciaba en las instalaciones de Mina Cuchichón.

     F) ESTACIÓN DE CUCHICHÓN (ANTIGUA): Estaba situada en el Kº 3.130, desde la Estación del Pueblo, sobre el andén izquierdo de la vía general, en el mismo lugar que se unía el ramal de Cuchichón con el ramal de Caridad. Era de parecidas dimensiones a la que se construyó después, y fue la primera estación que utilizaron los vecinos de Aznalcóllar para sus desplazamientos a Sevilla. Quedó fuera de servicio a partir del año 1926, fecha en que se cerró la “Mina Caridad” y se explotaban solamente los ricos criaderos de la SEVILLE SULPHUR.

     G) CASILLA DEL CONVENTO: Esta casilla era del tipo de las ordinarias que se construyeron para el personal de Vía y Obras. Estaba emplazada a pocos metros antes de iniciarse el viaducto que se construyó sobre el Arroyo de los Frailes, en sentido Aznalcóllar-Sevilla. Se le conocía popularmente como “Casilla del Convento”, por su proximidad a las ruinas de un convento de monjes (Monasterio de Nuestra Señora del Buen Suceso) que existió en esa zona hasta antes de iniciarse la explotación de la “Corta los Frailes”, en 1996. En esta casilla habitó durante algunos años CAYETANO BRETONES AGUIRRE (33). Sus ruinosos muros fueron visibles hasta la década de los setenta, pero en la actualidad no queda nada.

     H) CASILLA DE BRETONES: Esta casilla se hallaba a  menos de un kilómetro de la Casilla del Convento, en el cruce del F.C. con la carretera de Gerena. Como se trataba de un cruce muy peligroso, estaba protegido mediante un paso a nivel con cadenas.  Se le llamó así, porque estuvo habitada durante 15 años por el matrimonio Antonio Bretones Aguirre y Josefa Escobedo Moreno, hasta principios de los años cincuenta (34). Recuérdese que esta pareja habitó también hasta 1936 la Casilla Quemada, próxima a la Estación de Aznalcóllar.

Cuando en 1978 visité por vez primera las minas de este pueblo, todavía se conservaban los ruinosos muros de la “Casilla de Bretones” y los segmentos de vía que se cruzaban con la antigua carretera, pero en los momentos actuales ya no se conserva nada.  En esa zona ha desaparecido incluso la vieja explanación del Ferrocarril, debido al impacto de las modernas máquinas agrícolas.

     I) CASILLA DEL PORTUGUÉS: Esta casilla estaba situada entre  el viaducto metálico que la compañía propietaria del Ferrocarril construyó sobre el río Guadiamar y la Estación de Gerena-Empalme, sobre el Kº 7,200 de la línea general. Por ese lugar pasaba un antiguo camino real, que unía los pueblos del Aljarafe sevillano con Extremadura; y en el que existió un PASO A NIVEL, para regular el tránsito de ganados y personas. De esta casilla no se conserva absolutamente nada, ya que fue una de las primeras en desaparecer, después de la clausura del F.C. de Aznalcóllar (35).

     J) ESTACIÓN DE GERENA-EMPALME: Estaba situada en el Kº 7,520 de la línea, a escasos metros del lugar donde se inició posteriormente la construcción del ramal a Gerena. Para su construcción se utilizaron ladrillos de fábrica prensados de color rojo y su aspecto es muy similar al de las estaciones de Valencina, “Cuchichón” y Camas. Disponía también de una marquesina, a modo de visera, en la parte anterior del edificio, para que los viajeros pudieran resguardarse de las inclemencias del tiempo.

En la actualidad, esta  Estación se conserva relativamente bien, a pesar de los años transcurridos, y gracias a su reutilización permanente con fines agrícolas desde la clausura del Ferrocarril. Entre este edificio y el cruce con el ramal de Gerena había una amplia explanada por donde discurrían tres vías paralelas, en las cuales se estacionaban los vagones de mineral procedentes de Aznalcóllar y  los adoquines de granito procedentes de aquel pueblo. También existió una BÁSCULA al lado de una de las vías. Todavía, en ese mismo lugar pueden apreciarse restos de traviesas podridas y tirafondos carcomidos por el tiempo, en medio de los grandes eucaliptos que aún se conservan a ambos lados de la primitiva explanación de las vías. Varios años después de inaugurarse el F.C., se hizo una marquesina lateral adosada a la Estación, que hizo las funciones de CANTINA durante muchos años. De no haber sido por su actual inquilino y antiguo empleado de la Cia. GADITANA DE MINAS, Juan Castillo Durán, es muy  probable que este edificio y el Depósito de Agua anexo hubieran desaparecido.

     K) CASILLAS DEL RAMAL A GERENA: Entre la Estación de Gerena-Pueblo y la Estación de Gerena-Empalme se construyeron dos casillas para guardas. La primera de ellas se halla situada en el Kº 1.170 del ramal, junto a la carretera que sale de Gerena hacia Aznalcóllar. Cuando visité esta casilla, en 1990, tenía los muros de mampostería en buen estado, pero le faltaba la techumbre. Posteriormente, las tejas originales se han sustituido por chapas onduladas, se han tapiado los huecos de las ventanas, le han colocado una puerta metálica, y se está reutilizando actualmente con fines agrícolas. En el mismo lugar donde se ubica esta casilla, existió un PASO A NIVEL, del cual no se conserva nada.

La otra casilla se hallaba situada en el Kº 2.490 del citado ramal, en terrenos del Marqués de Albaserrada; y de ella no se conserva absolutamente nada,   debido a los continuos movimientos de tierra  que han efectuado  las máquinas con el paso de los años. La zona está tan removida, que no ha quedado  ni un trozo virgen de la explanación original. Junto a esta casilla también existió un PASO A NIVEL con guarda.

     L) ESTACIÓN DE GERENA Y EDIFICIOS ANEXOS:  Se construyó a escasos metros del origen del ramal que unía el pueblo de Gerena con la Estación de Gerena-Empalme, sobre una gran explanada en la que se construyó el antiguo campo de fútbol, después del desmantelamiento del Ferrocarril. El edificio está hecho a base de ladrillos de fábrica y es de dimensiones muy parecidas a las estaciones de Camas, Valencina y “Cuchichón”. Desde la Estación de Gerena-Empalme hasta la Estación de GERENA-PUEBLO existía una sola vía; que después de pasar por la parte anterior de la Estación y por un Muelle donde se cargaban a mano los adoquines de granito, se ramificaba en tres pequeños segmentos, formando un abanico de tres vías. La del centro se comunicaba con unas COCHERAS, donde se guardaban los carruajes y las locomotoras; y los otros dos segmentos  iban a morir a los terrenos que hoy ocupan los bares denominados “La Cantina” y “Gran Parada” (este último permanece cerrado en la actualidad). También existían unos RETRETES del tipo de los de Aznalcóllar y

una PLATAFORMA GIRATORIA, entre la Estación y las Cocheras, para cambiar el sentido de las locomotoras. La Estación de Gerena continúa presentando un magnífico estado de conservación; a pesar de habérsele hecho algunas reformas y añadidos posteriores que, afortunadamente, no han roto la armonía  del edificio. La única reforma que introdujo MANUEL FLORES CASTILLO, quien la habitó con su familia durante casi treinta años, consistió en cerrar con malla metálica la marquesina principal de la Estación. Aunque documentalmente no está claro que este edificio pertenezca a los herederos de su antiguo inquilino (36); lo cierto es que tampoco ha sido reclamado en ningún momento por los liquidadores de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS. En cualquier caso, es digno de elogiar el buen estado en que se sigue conservando la Estación de Gerena, gracias a que la viuda de Manuel Flores y sus descendientes siguen habitándola en la actualidad.

Del resto de los edificios (Cocheras, Báscula, Retretes y Plataforma Giratoria)  no se ha conservado absolutamente nada; pues cuando visité Gerena en 1978, ya habían desaparecido. No obstante, he podido averiguar que las COCHERAS   fueron reutilizadas como viviendas, una vez que se cerró el Ferrocarril y se retiraron los carruajes que había dentro. Los primeros habitantes de este edificio ferroviario fueron Manuel Sanz Sousa y Francisco Amores. El último de los inquilinos fue un tal Manuel, apodado “El Meloja”, que vive todavía en el pueblo (37). En el lugar de las COCHERAS se pretendió construir el  “Depósito de Cereales” de Gerena, pero luego se consideró más conveniente su actual  emplazamiento. 

     M) CASILLA DE LA PUCHERA: Siguiendo el recorrido desde la Estación de Gerena-Empalme hasta Camas, había  otra casilla para guardas, conocida popularmente como “La Puchera” (38). Estaba situada sobre el Kº 8.400 de la línea general, junto a una vereda de carne que discurría por terrenos de”Conti” y “La Pizzana”. Era del tipo de las más pequeñas y desapareció hace ya bastante tiempo.

N) CASILLA DE BERNARDO: Esta casilla estaba situada sobre el Kº 10.090 del Ferrocarril, junto a la carretera que une Gerena y Olivares. Su nombre se debe a que la habitó durante muchos años un tal Bernardo Pallares. Dentro del tipo de las casillas para guardas que se construyeron a lo largo de la línea general, ésta fue una de las  mejores conservadas hasta la década de los ochenta. Recuerdo que durante la primera visita que hice a este lugar en Mayo de  1985,

este edificio se encontraba en magnífico estado de conservación: Sus paredes estaban encaladas, la techumbre se encontraba bien, conservaba todavía su puerta original y disponía incluso de rejas metálicas en las ventanas. Hasta el año 1990, sobrevivió al vandalismo, a la intrusión y al expolio. Después, unos desaprensivos rompieron la cerradura de la puerta y destrozaron los humildes enseres que había dentro. A partir de entonces, sufrió un deterioro galopante y  a mediados de los años noventa estaba ya completamente destrozada. La última vez que visité el emplazamiento de esta casilla, solo se conservaba una pila de lavar y el aljibe para agua potable que se construyó al borde de la vía. En esta casilla existió también un PASO A NIVEL con cadenas.

     Ñ) CASILLA DE LA DIVISORIA: Estaba situada en el Kº 12.460 de la línea general, al borde de un antiguo camino vecinal  que unía las poblaciones de Olivares y Gerena, y se cruzaba con el Ferrocarril en ese punto. Esta casilla fue de las primeras en desaparecer, y en la actualidad no se conserva de ella absolutamente nada.

     O) CASILLA DEL 18: Se le llamaba popularmente así, porque se construyó muy cerca del kilómetro dieciocho de la línea general (Kº 17.740), al borde del carril sin asfaltar que une Salteras con la carretera de Gerena a la altura de una hacienda denominada “El Polvillo”. Entre aquel punto de la línea y “El Polvillo”, hay que recorrer una distancia de 3,100 kilómetros. Hasta 1989 todavía eran visibles los muros inferiores de esta casilla; pero en la actualidad solo es posible ver algunos ladrillos rotos que amarillean encima de la tierra,  y el antiguo aljibe cegado de objetos inservibles y animales muertos.

     P) ESTACIÓN DE VALENCINA: Era un edificio de una sola planta, construido a base de ladrillos de fábrica prensados (como sus homólogas de Camas, Cuchichón, Gerena), y tenía una superficie de 120 metros cuadrados. Estaba situada exactamente a continuación del Kº 20.000 de la línea general, muy cerca del viaducto que se construyó sobre el “Arroyo del Judío”, en el término municipal de Valencina de la Concepción. La primera vez que visité esta estación, en 1989, ya se hallaba completamente destruida. Sólo eran visibles algunas paredes inferiores de escasa altura y numerosos ladrillos amontonados en el suelo. También se conservaba todavía el ALJIBE para agua potable. En la actualidad, toda la zona que ocupaba el edificio sigue estando cubierta de ladrillos rotos y de frondosas hierbas. También llama la atención, incluso desde lejos, la presencia de una higuera asilvestrada de grandes dimensiones, junto al solar que ocupaba la Estación.

     Q) CASILLA DE SANTIPONCE: Estaba situada en el Kº 25.255 de la línea general, sobre el cruce del Ferrocarril con la carretera que une Valencina de la Concepción y Santiponce, a unos 900 metros de esta población. Cuando visité esta casilla a finales de 1989, solo se conservaba (pero en muy mal estado) el muro fronterizo con la carretera y una de las paredes lindantes con la vía. Lo demás estaba completamente destruido. A la hora de redactar este trabajo, la citada casilla ha desaparecido por completo, y  su solar se ha habilitado recientemente como parte de un rústico Almacén de Corcho (39).

     R) CASILLA DE CAMAS: Estuvo situada en el Kº 27.280 de la línea general, a poniente de Camas, y casi frente por frente al cementerio de esta población. A pocos metros de esta casilla para guardas había un camino vecinal que procedía de una cortijada próxima, apellidada “Cortijo de la Señorita” y que se cruzaba con el F.C. de Aznalcóllar en ese punto. También en esa intersección hubo un PASO A NIVEL conocido popularmente como de “La Señorita”.

Cuando visité esta casilla en Diciembre de 1989, era admirable su estado de conservación, gracias a  los permanentes cuidados que le dispensaba la señora

MANUELA GÓMEZ CEDILLO, que la habitó durante más de 50 años con su familia. Esta mujer fue empleada de la compañía propietaria del Ferrocarril y desempeñó las funciones de GUARDESA en el paso a nivel de “La Señorita” durante muchos años.  A finales de 1989 vivía con una hija viuda, cuyo marido había sido también empleado de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS. También esta señora tuvo la amabilidad de facilitarme, cuando la visité, una interesante foto de la locomotora de vapor “Triana-5”, donde una de las personas que aparecen es un hijo que se le murió muy joven y que también fue empleado del F.C. de Aznalcóllar (40).

La última vez que fui a visitar a Dª MANUELA, con el fin de actualizar este trabajo (en 1996), me encontré con la desagradable sorpresa de que la casilla donde vivió esta señora había desaparecido por completo. Pregunté a algunos vecinos de las casas próximas y me indicaron el nuevo domicilio de Dª MANUELA. Cuando volví a hablar con ella, estaba algo más anciana y ya no se acordaba  muy bien de mi visita del 89. Fue su hija la que me explicó que debido al aspecto ruinoso que presentaba el edificio donde vivían ella y su madre a principios de los años noventa, el Ayuntamiento de Camas les facilitó otra vivienda a un precio simbólico, para que no corrieran riesgos innecesarios (41). Por tanto, la Casilla se quedó vacía sobre 1992-93, y el Ayuntamiento de Camas procedió a su derribo, basándose en razones de seguridad.    

     S) ESTACIÓN DE CAMAS Y EDIFICIOS ANEXOS: El tendido del Ferrocarril  que se iniciaba primitivamente en la “Mina Caridad” (Aznalcóllar), tenía sus edificios más importantes en la población de Camas, sobre el Kº 28.540 de la línea general. El complejo ferroviario de esta zona (hasta entonces completamente despoblada) se componía de un macilento Muelle, la Estación, el Depósito de Máquinas, un Depósito de Agua, una Placa Giratoria, un Almacén y los Talleres de reparación de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS.

El F.C. de Aznalcóllar penetraba en Camas al mismo nivel que el F.C. Sevilla-Huelva, sobre un puente  metálico que construyó la  “S.A. MINAS DE CALA”, y

discurría de forma paralela  a aquél en el kilómetro final. Por debajo discurría el otro ferrocarril minero de vía estrecha  CALA-SAN JUAN DE AZNALFARACHE, que quedó fuera de servicio antes que el F.C. de Aznalcóllar. Después de cruzar el puente, se encontraba el Muelle y las playas de almacenamiento de piritas. Después se encontraba la ESTACIÓN de viajeros, que era el edificio más pequeño de todos. Estaba construido a base de ladrillos de fábrica prensados, la techumbre se resolvía con tejas planas y era de dimensiones parecidas a la  de Cuchichón. Los retretes, en vez de ser independientes, estaban adosados sobre el testero occidental de la Estación.

Inmediatamente después de la Estación, estaba el DEPÓSITO DE MÁQUINAS, que era un edificio amplio con tejado a dos aguas, en cuya cumbrera se alzaban cuatro chimeneas de ventilación y dos pináculos en los extremos. Posteriormente, se eliminaron las chimeneas originales y se edificó un estrecho  tejadillo a modo de lumbrera, para conseguir una ventilación más eficaz de los humos y vapores de las máquinas. En la fachada principal del edificio había tres puertas idénticas con arcos en medio punto; desde las cuales asomaban tres pequeñas vías, que iban a converger a una Placa Giratoria que se encontraba entre los Talleres y el Depósito de Máquinas. En la parte posterior había otras 3 puertas, similares a las que he mencionado, pero estaban tapiadas con ladrillos, a excepción de la del centro. Cada uno de los flancos laterales se resolvía con siete altas ventanas, que se iniciaban casi a ras de suelo y se remataban con amplias lumbreras (a base de mallas metálicas), que a su vez le proporcionaban más aireación al edificio. En la puerta principal había un gran cartel elaborado con preciosos azulejos de la época, donde aún puede leerse: “DEPÓSITO DE MÁQUINAS”. Hasta principios de los años noventa, este edificio se mantuvo totalmente abandonado. Pero afortunadamente fue restaurado por los alumnos de la Escuela-Taller “CAMINO CORTO” de Camas, entre 1.993 y 1.996 (42), respetando en lo posible la armonía  general del edificio. A mí lo que menos me gusta es la puerta metálica con que se ha resuelto la entrada principal.

Frente al Depósito de Máquinas que he mencionado antes, estaban los TALLARES GENERALES, donde se efectuaban todas las reparaciones y trabajos relacionados con el F.C. de Aznalcóllar. El edificio era de dimensiones parecidas  al de las “Cocheras”, pero algo más estrecho y alargado. A diferencia de aquél, solo tenía dos puertas simétricas en la entrada principal, de donde arrancaban dos pequeñas vías que se juntaban en la misma Placa Giratoria que he descrito con anterioridad.

En medio de los Talleres y el Depósito de Máquinas, había otro edificio de dimensiones mucho más reducidas, pero de rasgos arquitectónicos idénticos, que se destinó a ALMACÉN mientras que existió el Ferrocarril. De este edificio salía también un pequeñísimo ramal viario, que convergía como los anteriores en la Placa Giratoria que había en el centro.

En los momentos actuales, lo único que se conserva del interesante complejo ferroviario que hubo en Camas, es el Depósito de Agua y “Las Cocheras”.

     T) ESTACIÓN DE LAS ERILLAS: Después del Kº 28.540, donde estaba situada la Estación de Camas, se iniciaba un último ramal hasta el muelle de San Juan de Aznalfarache, sobre el río Guadalquivir. A partir de Camas, la vía giraba bruscamente hacia la izquierda, cruzándose a los pocos metros de iniciarse con la carretera que iba antiguamente desde Badajoz a Castilleja de la Cuesta (travesía occidental de Camas), a la altura del actual “Centro de Salud” de esta población. A lo largo de ese ramal de 5 kilómetros de longitud, estaban las estaciones de “Las Erillas” y “Los Gordales”.

La Estación de LAS ERILLAS estaba situada en el Kº 3.780 del citado ramal. Era un edificio construido (como casi todos sus homólogos del F.C. de Aznalcóllar) a base de ladrillos de fábrica prensados y tejas planas. Quedó fuera de servicio a partir de 1933, cuando se desvió el cauce del río Guadalquivir por la Vega de Triana y se construyó el puente metálico que unía San Juan de Aznalfarache con el flanco suroeste de Sevilla (43). Dado el tiempo que hace que este edificio desapareció, no he podido conseguir ninguna fotografía de la época.

     U) ESTACIÓN DE LOS GORDALES: Esta era primitivamente la última Estación del F.C. de Aznalcóllar al Guadalquivir. Estaba situada en el Kº 5.070 del ramal Camas-Los Gordales; o lo que es lo mismo, en el Kº 33.610 desde la Mina Caridad hasta el embarcadero de San Juan de Aznalfarache. En este lugar se hallaba el primitivo muelle de descarga; pero debido a la falta de calado del Río en esa zona y a las obras de construcción del nuevo cauce, quedó fuera de servicio sobre 1933, en la misma época que dejó de utilizarse la estación de  “Las Erillas”. Para la construcción del segundo Embarcadero, solo fue necesario tender una pequeña vía (situada más al sur que la anterior), desde el Kº 3.220 del tramo no afectado por el cauce del Guadalquivir hasta el Kº 5.000 del nuevo ramal entre Camas y el nuevo Muelle de Aznalcóllar. O sea, que simplemente hubo que construir un segmento viario de 1,780 Kilómetros; de modo que la longitud resultante era idéntica a la que tenía el Ferrocarril antes de construirse el segundo embarcadero. Al lado de la Estación hubo también una AGUADA.   

 

11.- LOS ALJIBES DEL FERROCARRIL: A pesar de que la mayoría de casetas y estaciones del F.C. de Aznalcóllar han desaparecido, y las que sobreviven no se conservan demasiado bien, he podido constatar “in situ” la existencia de varios ALJIBES a lo largo de la línea, entre Aznalcóllar y Camas. Estos aljibes se construyeron todos al borde de la vía, y su finalidad era almacenar AGUA POTABLE, para las necesidades domésticas de las personas que habitaban aquellos edificios. Eran unos compartimentos subterráneos, de planta cuadrada, construidos a base de ladrillos, de los utilizados en casi todas las edificaciones de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS. La parte interior o “caldera” era de dimensiones mucho más amplias que la boca del aljibe, para evitar al máximo la evaporación. Dichas bocas o estrangulamientos medían interiormente 0,5 metros y se remataban con unas compuertas de madera, que impedían la entrada de reptiles, parásitos e insectos. El abastecimiento de agua  se hacía desde los propios trenes, mediante vagones-cisternas que se enviaban periódicamente a todas las casillas y estaciones.

En 1989, cuando recorrí por vez primera todas las casillas y estaciones del F.C. de Aznalcóllar, el aljibe mejor conservado (por no decir el único) era el que había en la “Casilla de Bernardo”, sobre el Kº 10.090 de la línea general. Estaba muy bien encalado y conservaba aún su tapa de madera, a pesar de que ya la casilla permanecía abandonada desde hacía algún tiempo. Otros aljibes que todavía se conservan pero muy deteriorados, son el de la Estación de Valencina y el de la Casilla sobre la carretera de Salteras. Todos están completamente cegados de basura, objetos inservibles...Y los únicos seres vivos que habitan dentro de sus arruinados muros son las salamandras.

 

12.- EL PARQUE DE LOCOMOTORAS: El F.C. de Aznalcóllar llegó a contar a lo largo de su controvertida historia, con seis locomotoras de vapor y otras dos de tipo DIESEL, que fueron adquiridas por la sociedad propietaria del Ferrocarril unos años antes de que se produjera el último hundimiento de las Minas de Aznalcóllar, el 10 de Diciembre de 1968.

Las seis locomotoras de vapor estaban bautizadas con hermosos nombres propios, tomados de ríos y poblaciones sevillanas, a excepción de una de ellas (la Nº 1) que se llamaba “CÁDIZ”. Las cuatro primeras tenían el distintivo de Arthur Koppel, pero fueron fabricadas por JUNG. La carga que arrastraban  estas locomotoras se componía habitualmente de 25 bateas de mineral, a razón de 10 toneladas cada una (44).

 

Parque de Locomotoras, en 1957

          Nombre                        Constructor                   Año             Tipo

    Nº 1   CÁDIZ                   A.KOPPEL-JUNG               1904           0-3-1 T

    Nº 2   SEVILLA                A.KOPPEL-JUNG               1904           0-3-1 T

    Nº 3   AZNALCÓLLAR       A.KOPPEL-JUNG               1904           0-3-1 T

    Nº 4   GUADIAMAR          A.KOPPEL-JUNG               1904           0-3-1 T

    Nº 5   TRIANA                       KRAUS                      1908           0-3-1 T

    Nº 6   GUADALQUIVIR           KRAUS                       1908           0-3-1 T

      

    

 

Las locomotoras 2 y 3 se encontraban fuera de servicio en 1957. Sus elementos se encontraban desmontados en los Talleres de Camas; y por la documentación que he consultado, parece que ya no volvieron a encenderse nunca más (45). Además de estas seis locomotoras, el F.C. de Aznalcóllar tuvo en préstamo una pesada  máquina de vapor apellidada “POZOBLANCO” (Nº 13), que procedía de la  vieja línea Peñarroya-Puertollano. Fue cedida temporalmente al ferrocarril que nos ocupa, a partir de 1952, fecha en que las Minas de Aznalcóllar fueron tomadas en alquiler por la “Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya”. Pero por razones que se desconocen, fue devuelta a sus antiguos propietarios hacia el año 1956 (46). Durante está época, fue cuando se reforzaron con zunchos metálicos los arcos exteriores de los viaductos que se construyeron sobre el “Arroyo Pie de Palo” (Valencina) y el “Arroyo de Los Frailes” (Aznalcóllar).

El último par de locomotoras DIESEL fue adquirido por la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS hacia 1969. Sus nombres eran “Virgen del Carmen” y “Virgen de la Esperanza”, y arrastraban habitualmente 30 bateas de mineral, tipo Aznalcóllar (47). La última información que pude conseguir en relación con estas dos locomotoras, es que fueron vendidas prácticamente nuevas a la empresa nacional ENSIDESA, después del cierre del Ferrocaril. Los motores “DEUTZ” originales fueron sustituidos por motores “VOLVO”, y las ruedas diseñadas para la vía estrecha hubo que adaptarlas al ancho nacional de RENFE. Los últimos datos que conseguí recabar acerca de estas máquinas, es que hasta finales de los años ochenta estuvieron prestando servicio en una mina de Asturias, pero no me ha sido posible contrastar la veracidad de esta curiosa información.

Las últimas locomotoras de vapor que prestaron servicio en la década de los sesenta fueron las elegantes “GUADALQUIVIR”  y  “TRIANA-5”, fabricadas por KRAUS, antes de modernizar la línea con tracción DIESEL.

También a finales de los años veinte se intentaron utilizar AUTOMOTORES diesel, para competir con los  autobuses de la zona, pero el intento fracasó y se suprimió el servicio de viajeros a mediados de los años treinta (48).         

             

13.- LOS REGLAMENTOS DEL FERROCARRIL: Durante la investigación de este trabajo, en 1989, tuve la suerte de fotocopiar los textos de varios Reglamentos del F.C. de Aznalcóllar (49); y quizás los únicos que se conservan, después de casi un siglo. Los dos más viejos se refieren al SERVICIO DE MOVIMIENTO y al SERVICIO DE VÍA Y OBRAS; y están fechados en 1909, cuatro años después de la apertura de la línea entre la “Mina Caridad” y el muelle de “Los Gordales”. Otro de los reglamentos posteriores está fechado en 1933, y se refiere exclusivamente a los MAQUINISTAS Y FOGONEROS. El más reciente de todos los que he podido conseguir es un REGLAMENTO DE REGIMEN INTERIOR, de fecha 28 de Mayo de 1951; que, curiosamente, contrasta  con algunas disposiciones de los reglamentos  más antiguos.

A continuación, he tratado de seleccionar los artículos más significativos de cada uno de los Reglamentos (a modo de botones de muestra); para que los presuntos lectores de esta “historia” puedan hacerse una idea de las distintas esferas organizativas que componían la actividad ferroviaria en su conjunto, y la estrecha relación que guardaban entre sí. Pues a pesar de las continuas crisis a las que tuvo que enfrentarse, la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS siempre fue  una sociedad muy bien organizada, que seguía los esquemas habituales de otras empresas de su rango; y que además se articulaba con la actividad minera, de la cual llegó a depender casi por completo, hasta su disolución.

A)   SERVICIO DE VÍA Y OBRAS: Este Reglamento contenía las obligaciones del Ayudante de Vía y Obras, del Asentador, de las Brigadas, de los Capataces, de los Guardavías, de los Obreros de la Vía y de los Guarda-Barreras y Guardesas que estaban al servicio de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS.

El Artículo 13º, por ejemplo, otorgaba poderes extraordinarios a los Ayudantes de Vía y Obras en materia de DESPIDOS y SANCIONES: “El Ayudante propondrá al Ingeniero Director las multas y castigos que merecieren los agentes que están a sus órdenes. Sin embargo en casos

graves de insubordinación, embriaguez o falta de probidad, podrá suspenderlos hasta resolución superior. Podrá despedir a los peones auxiliares que no cumplan o que su trabajo no sea ya necesario...”. El Artículo 18º redundaba especialmente en la conducta casi intachable que era preciso demostrar, para ocupar el cargo de ASENTADOR: “Para ejercer este cargo es indispensable saber leer y escribir correctamente y las cuatro reglas fundamentales de la Aritmética, haber servido en “Vía y Obras” en otra Compañía; o haber ejercido el cargo de Capataz de Brigada en este ferrocarril, por lo menos durante dos años, a satisfacción de sus Jefes y sin nota alguna desfavorable”.

Especialmente curioso resultaba el Artículo 39, relativo a las “Zorrillas” o “Cangrejos”: “...Las ZORRILLAS deberán retirarse de la vía quince minutos antes del paso de los trenes, dejándolas separadas por lo menos un metro del carril más próximo. No deben emplearse nunca de noche ni en tiempo de niebla”. Y el Artículo 59, continuaba diciendo: “...Los capataces no permitirán que suban en los CANGREJOS ni personas extrañas, ni empleados, ni contratistas y solo consentirá en casos extraordinarios que lo hagan sus obreros, teniendo especial cuidado que los “Cangrejos” no corran a más velocidad que la de un hombre a paso gimnástico...”.

El Artículo 73, relativo a los Obreros de la Vía, hace especial hincapié  en los requisitos que hace falta reunir para ser trabajador de Plantilla de la Compañía: “Para ocupar plaza de obrero fijo, se necesita haberla desempeñado en otras compañías, con buena nota, haber trabajado como auxiliar en alguna brigada a satisfacción de sus jefes, o en la construcción de las líneas de ésta o de otras compañías; o por último, ser de oficio labrador y acostumbrado por tanto al trabajo manual de las tierras”. Por este y otros artículos de los distintos Reglamentos consultados,  puede comprenderse  lo importante que eran los informes

emitidos por los Jefes, para poderse colocar en la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS por aquella época.

El Artículo 96 se refiere a las obligaciones que tienen contraídas con la Compañía aquellos trabajadores que disfruten vivienda de su propiedad: “Los obreros que disfruten casilla de la Compañía, están obligados a mantenerla en perfecto estado de conservación y limpieza, blanqueándola con cal interiormente cuando sea necesario, cal que será facilitada por la Compañía”. Y el Artículo 97 continúa diciendo: “Conservarán y regarán asimismo las plantaciones que en los alrededores de la casilla haga la Compañía y no podrán en ningún caso hacer por su cuenta, plantaciones o edificaciones en las cercanías de su casilla, sin autorización expresa”.

Después de lo expuesto en los Artículos 96 y 97, sobre las casillas de la vía, es necesario aclarar que todas las casillas y estaciones del Ferrocarril también acabaron blanqueándose con cal exteriormente; incluso, algunas, han experimentado con el tiempo modificaciones y añadidos de mal gusto, supuestamente autorizados por la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS.

En relación con el Capítulo de Faltas y Sanciones, hay que destacar las medidas disciplinarias tan severas, impuestas por la COMPAÑÍA a todos los obreros infractores: “Todo el que no esté en la línea a las horas de servicio, será castigado la primera vez con supresión de un día de haber, con dos días la segunda y con la baja la tercera” (Artículo 105).

Finalmente, como nota curiosa de este Reglamento, he escogido el Artículo 1º de su APÉNDICE III, relacionado con las DISPOSICIONES QUE DEBEN OBSERVARSE, CUANDO SE ENCUENTRE UN CADÁVER SOBRE LA VÍA: “Sólo se detendrán los trenes por hallarse un cadáver sobre la vía, cuando la situación de éste en ella sea tal, que el tren hubiera de tropezar en él y alterar su posición. En todos los demás casos

los trenes continuarán su marcha normal, a pesar de la existencia del cadáver en las inmediaciones de la vía”.

B)   SERVICIO DE MOVIMIENTO: Este Reglamento, igual que el de “Servicio de Vía y Obras”, se remonta al año 1909. En él se contienen los deberes y atribuciones del Jefe de Movimiento, del Personal de las Estaciones, del Servicio interior y exterior de las Estaciones. También incluye otros capítulos relacionados con la formación de trenes; marcha, permanencia y llegada de éstos, y el envío de máquinas de auxilio y mercancías. El Artículo 51 prohibe fumar a todos los empleados de la Compañía, cuando estén los trenes en las estaciones: “Los empleados todos, sin distinción alguna, se abstendrán de fumar mientras estén los trenes de viajeros en las estaciones”.

Respecto a los CONDUCTORES, se dice en el Artículo 90, parte segunda: “...Los conductores deben conocer y cumplir perfectamente en lo que a ellos corresponda, la Ley el Reglamento de Policía de Ferrocarriles, el presente Reglamento, el de Maquinistas y Fogoneros, el de Circulación y el de Señales, el cuadro de marcha de los trenes y las órdenes y circulares de Servicio que les conciernan”. O sea, que para ser conductor era fundamental, como mínimo, tener una memoria prodigiosa.

Finalmente, en el Artículo 108 de este mismo Reglamento, se dice sobre los GUARDAFRENOS: “Está terminantemente prohibido el saltar de un vagón a otro, estando el tren en marcha”.

Y en el Artículo 105 se les obligaba inexcusablemente a estar en los lugares de trabajo, con una hora de antelación a las salidas de los trenes: “Los GUARDAFRENOS deberán presentarse al Conductor de su tren, a ser posible, una hora antes de la salida de éste, con objeto de recibir las órdenes oportunas”. Lo que no he podido averiguar es si esos tiempos de espera de los Guardafrenos, se computaban oficialmente como Jornada de Trabajo por la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS.

C)   REGLAMENTO DE REGIMEN INTERIOR: Este Reglamento es el más reciente de todos los que he consultado. Fue aprobado por la Dirección General de Trabajo y Ferrocarriles el 28 de Mayo de 1951 (50); y en él  se hallan incluidos todos los asuntos de carácter general, relacionados con los trabajadores de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS.

Siguiendo el hilo de los anteriores Reglamentos, he tratado de elegir los Artículos que me han parecido más interesantes. Por ejemplo, en el Artículo 16, se habla de las condiciones para poder ingresar en la Empresa: “Las condiciones precisas  para poder ingresar en las Empresas a que se refiere este Reglamento, serán las siguientes:

a)    Buena salud y aptitud física suficiente.

b)    Tener con carácter general la edad de 18 años cumplidos, sin rebasar los treinta y cinco...

Las edades máximas de ingreso, son para las categorías que se indican, las siguientes:

1.- Técnicos........................................Cuarenta años

2.- Aspirante a Factor..........................Veintitrés años

3.- Obrera, Costurera y Limpiadora......Cincuenta años

“Los Guardas y Guardas Jurados, siempre que estos últimos procedan de las Fuerzas Armadas, así como las GUARDESAS, no estarán sujetos a límite máximo de edad para el ingreso...”.

Sobre las viviendas de la Compañía, se dice en el Artículo 160: “Está absolutamente prohibido  admitir con carácter permanente en las viviendas de la Compañía a personas que no sean familiares y vivan a sus expensas...”.

 El Artículo 164 se refiere al personal  con distintivo y gorra de uniforme: “1º.- Jefes de Estación y Factores autorizados; Jefes de tren; Guardafrenos autorizados; Ordenanzas de Oficinas; Conductor de automóvil;     Inspectores;    Factores;    Guardafrenos;     Guardagujas;

Enganchadores; Mozos de Estación; Guardapasos; Guardas; Capataces de Brigada, etc. 2º.- Se establece la prohibición de su uso fuera de servicio, de estas prendas, señalándose como duración mínima de las mismas un año”.

Finalmente, en el Artículo 203, se habla de los GASTOS FUNERARIOS devengados por la Compañía en caso de fallecimiento de sus agentes. No deja de ser sorprendente el espíritu paternalista  con que muchas empresas de aquel tiempo abordaban este asunto. El citado Artículo decía así: “Al fallecer un agente fijo que llevase cuando menos  un año de servicio como tal,y no esté comprendido en el Seguro de enfermedad, se entregará a sus familiares una cantidad para atender a gastos funerarios, en la cuantía de una mensualidad del sueldo o jornal en el momento del fallecimiento. A falta de familiares o cuando éstos no se hubiesen ocupado de las diligencias y actos del entierro, se entregará lo pagado por estos conceptos, sin rebasar el máximo establecido, a quien acredite haberse encargado justificadamente de éllo  y haber satisfecho la factura del entierro, aportando el correspondiente informe de la empresa que haya realizado el servicio fúnebre”.

 

14.- EL PAPEL DE LAS MUJERES EN LA COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS: El hecho de que una mujer, hoy día, desempeñe un trabajo en el seno de cualquier empresa, es algo que resulta habitual y cotidiano. Sin embargo, a principios de siglo (y teniendo en cuenta las condiciones de vida tan difíciles que tenían que soportar las clases sociales más deprimidas), no resultaba fácil encontrarse con mujeres asalariadas trabajando en los ferrocarriles mineros de vía estrecha. Pues normalmente, las mujeres que tenían necesidad de ganarse un sueldo, trabajaban en el campo o desempeñaban funciones domésticas en las casas de los más pudientes. Por tanto, ser obrera de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS en aquella época, equivalía sencillamente a gozar de un privilegio, que muy pocas mujeres  podían paladear.

Dentro de la COMPAÑÍA, las mujeres desempeñaron actividades muy diversas, tales como Obreras, Costureras, Limpiadoras, etc. Pero sin duda alguna, la labor más significativa desempeñada por el colectivo de mujeres en el F.C. de Aznalcóllar, fue la de “Guardesas”, o encargadas de vigilar los Pasos a Nivel de la línea general y sus ramales. Se daba, además, la circunstancia de que algunas mujeres (después de contraer matrimonio con obreros del Ferrocarril), seguían desempeñando el oficio de GUARDESAS en las casillas y/o estaciones donde trabajaban sus maridos. Y aunque esos edificios eran, obviamente, propiedad de la Compañía; ésta los cedía a sus empleados, durante el tiempo que estuvieran desempeñando esa labor.

Hasta 1992-93 (después de disolverse la COMPAÑÍA GADINA DE MINAS), aún vivía en la “Casilla de Camas” que estaba situada frente al Cementerio de esa población, Dª MANUELA GÓMEZ CEDILLO; la cual, como se indica en el capítulo correspondiente a esta Casilla, desempeñó las funciones de GUARDESA en el Ferrocarril de Aznalcóllar. El único edificio que, hasta la fecha de redactar este trabajo, ha sobrevivido al tiempo es la Estación de Gerena-Pueblo, habitada actualmente por los familiares del difunto D. MANUEL FLORES CASTILLO, el cual fue también empleado de la Cía. GADITANA DE MINAS (51).

Para que se comprenda mejor  el papel de las GUARDESAS, citaré algunos artículos de los diversos Reglamentos, relacionados con la admirable labor de esas mujeres:

En el Artículo 78 del Reglamento  para el “Servicio de Vía y Obras”, se dice textualmente: “Para la vigilancia de los pasos a nivel y maniobras de las cadenas o barreras, habrá los guarda-barreras y guardesas que la Dirección designe”. Y  el Artº 79, continúa diciendo: “Salvo en casos de extraordinaria frecuentación en el paso, o para dar plaza a obreros lesionados en los trabajos de la Compañía, dicho servicio se cubrirá durante el día con mujeres. Durante la noche, en los puntos donde se halle establecido servicio nocturno, se cubrirá por lo general con hombres, excepto en los pasos muy próximos  a poblados o

a edificios de la línea, que puedan fácilmente ser vigilados por algunas de las mujeres de empleados en ellos residentes”.

El Artículo 81 habla de los requisitos necesarios para ejercer de GUARDESA: “Para guardesas, serán siempre preferidas las mujeres de los empleados de la Compañía. Sólo en caso de no haber ninguna de éstas que lo solicite, podrán nombrarse personas extrañas a las familias de los empleados. La única condición que deben tener las expresadas guardesas es la de tener más de quince años y menos de cincuenta, siendo preferidas en igualdad de circunstancias, las que sepan leer y escribir”.

También los Artículos 90 y 93 se refieren a los guardabarreras y guardesas: “Sólo en caso de accidente ocurrido a un tren o desperfecto de la vía a menos de 500 metros del paso de que esté encargado, podrá el guarda-barrera o guardesa ausentarse de él para hacer la señal de ALTO...” (Artº 90). “Los guardas y guardesas se abstendrán de acciones  ni gestos y menos aún de dirigir la palabra a las personas que vayan en el tren” (Artº 93).

En el Artículo 57 del Reglamento de Régimen Interior, también se dice sobre las guardesas: “1º.- El personal femenino no podrá emplearse  en turnos de noche. 2º.- Este personal no podrá tener una jornada de trabajo superior a 10 horas”. Y en el Artículo 78 del citado Reglamento, se añade: “En todo caso, queda prohibido el trabajo en Domingo de los menores de dieciseis años y de las mujeres, con excepción de las guardesas y obreras de limpieza”.

En el caso de contraer matrimonio las GUARDESAS, se dice en el Artículo 125: “Derechos.- El personal femenino que contraiga matrimonio pasará a excedencia forzosa a partir de la fecha de celebración de las nupcias. Este personal tendrá derecho  al pasar a excedente  a que se le satisfaga por la Compañía en concepto de dote, un mes de sueldo por cada año de servicio o fracción de año que con carácter fijo haya prestado. Cesará la excedencia forzosa solo en el caso de que la interesada lo solicite, al constituirse en cabeza de familia, por uno de estos motivos: 1º.- Por fallecimiento del esposo. 2º.- Por

quedar el esposo incapacitado para el trabajo. 3º.- Por separación judicial en que se declare a la agente cónyuge inocente”.

Y en el Artículo 130, se abordan las excepciones derivadas del artículo anterior: “Excepciones.- Quedan exceptuadas de la situación de excedencia forzosa por matrimonio, las GUARDESAS cuando después de casadas puedan seguir desempeñando su cometido en el mismo paso a nivel que sirven, y las mujeres de limpieza que no estén ocupadas más de medía jornada”.

 

15.- LAS ÉPOCAS DE CRISIS MÁS AGUDAS DEL F.C. DE AZNALCÓLLAR: A propósito del F.C. de Aznalcóllar y su vinculación con otros ferrocarriles mineros de la época, la primera cita histórica que he conseguido rescatar está fechada en Agosto de 1938 y la redactó el prestigioso Ingeniero de Minas, D. MANUEL FERNÁNDEZ BALBUENA, que representaba a las minas “Peña de Hierro” y “Castillo de las Guardas”. Los textos que se citan a continuación proceden de una “PONENCIA SOBRE PIRITAS”,  redactada magistralmente por el señor Balbuena, y entresacados del Capítulo IV de esa misma Ponencia, relativo a “Transportes y Embarques”. En relación con los ferrocarriles, dice entre otras cosas: “El 85% de nuestras piritas se transportan desde la mina al barco por ferrocarriles que son propiedad de los mismos explotadores. El resto utiliza los ferrocarriles de “Zafra-Huelva”, “AZNALCÓLLAR AL GUADALQUIVIR” y de la “Sociedad Minas de Cala”. Estos tres ferrocarriles vienen arrastrando desde hace muchos años  una vida mísera; hasta el punto de que, precisamente en los momentos actuales estudian con las entidades explotadoras un aumento general de tarifas”. Y unos renglones más abajo (en la misma Ponencia), el Sr. FERNÁNDEZ BALBUENA continúa diciendo: “Es más; entendemos que en los casos citados, el Estado debiera ayudar a esos ferrocarriles, cuyas condiciones de material fijo y móvil son tan delicadas (sobre todo los de AZNALCÓLLAR y Cala), que existe un riesgo constante de suspensión del tráfico por periodos más o menos largos...”.

Por otro lado, en una Memoria de la “SOCIEDAD MINERA Y METALÚRGICA DE PEÑARROYA”, fechada en 1948; y más concretamente, en el capítulo relativo a Transportes (cuando todavía las Minas se hallaban inactivas e inundadas), se dice, entre otras cosas, que el estado del F.C. de Aznalcóllar es lamentable. Además, subraya que la parada de la SEVILLE SULPHUR durante tantos años,  dejó a este Ferrocarril en condiciones económicas muy difíciles, hasta el punto  que la vía no estaba en condiciones de soportar un transporte regular de minerales. (Recuérdese que está compañía escocesa fue el sostén económico más importante del F.C. de Aznalcóllar durante muchos años).Según la Memoria citada anteriormente, durante 1948, el tráfico ferroviario de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS se reducía a pequeños cargamentos de adoquines y piedras de molinos, procedentes de Gerena. A continuación, y después de preguntar que cómo sigue sosteniéndose este Ferrocarril, afirma que es difícil saberlo con exactitud y señala como artífice de tal “milagro” al Jefe Técnico de aquella época Sr. ELLAURI. Al parecer, este señor abonaba los gastos del personal de la vía, gracias a ciertos trabajos particulares que realizaba por su cuenta, en los Talleres de la propia Compañía. También menciona que en 1948, sólo  existía una locomotora para los pequeños servicios de Gerena, en regular estado de conservación. El Informe agrega que en 1948 se hicieron gestiones para la entrega de este F.C. al Estado; pero debido a la opción de compra de la S.M.M.P sobre las Minas de Aznalcóllar, dichas gestiones fueron suspendidas.

O sea, que de haberse agudizado aquella crisis, el F. C. de Aznalcóllar hubiera dejado de existir a finales de los años cuarenta; ya que el dejar la línea en condiciones de asegurar un transporte de piritas de 100.000 Tms/Año, hubiera supuesto un coste mínimo de TRES MILLONES DE PESETAS (52).

Otro prestigioso Ingeniero de Minas (53), también dice cosas muy interesantes del F.C. de Aznalcóllar en su libro “PIRITAS DE HUELVA”, a propósito de una visita efectuada a las Minas: “Cuando a principios de 1951 recorrimos algunos tramos de su vía  y visitamos su central en  Camas, junto a Sevilla, al objeto de

estudiar la salida de las piritas, pudimos apreciar que se habían podrido u oxidado muchas traviesas, raíles, vagones, cajas de mineral, etc. Todo se encontraba en mal estado...”. Dicho esto, se comprenderá mejor el progresivo deterioro del F.C. de Aznalcóllar, a partir de 1939; cuando se paralizó la Mina y la única actividad minera consistió, desde entonces,  en el aprovechamiento de las aguas ácidas para la obtención de cáscara de cobre.

 

16.- EL PROYECTO DE F.C. ENTRE MINAS DEL CASTILLO Y LA MINA CARIDAD: Recabando información sobre el Cable Aéreo que no llegó a construirse, entre la “Mina Cuchichón” y el río Guadalquivir, tropecé casualmente con un plano amarillento de principios de siglo (casi roto, de haberlo doblado y desdoblado muchas veces), donde se podía leer: “PROYECTO DE FERROCARRIL ENTRE MINAS DEL CASTILLO  Y MINA CARIDAD”. La verdad es que me quedé un poco sorprendido, porque nunca había oído hablar de semejante Proyecto de ferro-carril minero. Además, me resultó todavía más chocante, porque las piritas de la “Mina Admirable” (Castillo de las Guardas) se habían transportado desde siempre por la línea de Cala-San Juan de Aznalfarache. Una de las interpre-taciones más probables (partiendo de la base de que en el citado plano aparece ya el F.C. de Cala), es que a la compañía que explotaba Minas del Castillo por aquella época, le resultara más rentable el F.C. de Aznalcóllar, aún estando ya conectadas aquellas minas con otro ferrocarril minero de vía estrecha. Otra hipótesis no descartable es que se produjeran algunas desavenencias entre los propietarios del Ferrocarril de Cala y los de Minas del Castillo; y estos últimos recurrieran al F.C. de Aznalcóllar, como “solución de urgencia” para embarcar sus minerales.

De la forma que fuere, el dato más interesante es que la línea que se pensaba construir, tenía un desarrollo de 27 Km. entre Minas del Castillo y Mina Caridad, y discurría de Oeste a Sur-Este por parajes montuosos que hubieran necesitado de obras de fábrica muy importantes. El Proyecto estaba firmado por el prestigioso ingeniero de minas, D. MANUEL FERNÁNDEZ BALBUENA (54).

 

17.- LA SOLUCIÓN DEL CABLE AÉREO, UNA ALTERNATIVA FRUSTRADA: Hacia 1929, surge un “Proyecto de Cable Aéreo” para transportar el mineral desde la Mina Cuchichón hasta el río Guadalquivir. Curiosamente, fue la compañía inglesa THE SEVILLE SULPHUR la encargada de poner en marcha este sistema de transporte (55). Desconozco las razones de por qué este ambicioso Proyecto no llegó a materializarse nunca; pero lo cierto es que si las Minas de Aznalcóllar hubieran contado con un medio de transporte propio, esto hubiera supuesto a corto plazo la muerte súbita del F.C. de Caridad; ya que como he dicho repetidas veces a lo largo de este trabajo, la SEVILLE SULPHUR era la única cliente de importancia que tenía la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS.

Lo que sí está relativamente claro es que la idea de construir un Cable Aéreo desde Cuchichón al río Guadalquivir, se incuba tres años después del cierre de la “Mina Caridad”, en 1926. Probablemente, la SEVILLE SULPHUR pensó que la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS (después de cancelar sus negocios mineros) liquidaría también el Ferrocarril de Aznalcóllar. Y siendo así, ¿Por qué entonces no se construyó el susodicho Cable Aéreo?. Puede que esta pregunta tenga más de una respuesta, pero la más coherente de todas estaría fundamentada en razones económicas. Por otro lado, es bastante razonable que la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS, antes de proceder al levantamiento de su Ferrocarril, le hiciese una oferta interesante a la compañía inglesa que explotaba “Cuchichón”. Y seguramente, la SEVILLE SULPHUR contrastaría el importe que suponía construir el Cable Aéreo con los gastos del F.C. de Caridad; decantándose por esta última opción, porque sería la más viable.

El Cable Aéreo estaba proyectado para una longitud de 40,600 Km. Se iniciaba en la “Mina Cuchichón” y terminaba aguas abajo del Guadalquivir, en el paraje denominado “Cortijo del Mármol”, a unos 12 Km. de Puebla del Río (56). La no construcción del Cable Aéreo fue como un balón de oxígeno para la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS; ya que de no ser así, no se habría podido alargar la vida del Ferrocarril de Aznalcóllar hasta la década de los setenta.

 

18.- EL HUNDIMIENTO DE LAS MINAS Y LAS TRISTES CONSECUENCIAS QUE TUVO PARA EL F.C. DE AZNALCÓLLAR: El último hundimiento importante de las Minas de Aznalcóllar, se produjo el 10 de Diciembre de 1968. Estas y otras razones de carácter administrativo y técnico, condujeron al cierre total de las instalaciones mineras el 15 de Noviembre de 1971, cuando era titular de aquella explotación la compañía española ANDALUZA DE PIRITAS, S.A. La segunda entidad afectada por el cierre fue la compañía propietaria del Ferro- carril, que es quien seguía ocupándose por aquellas fechas del transporte de los minerales piríticos, entre “Cuchichón” y Camas. Y al ser ANDALUZA DE PIRITAS el único cliente que seguía alimentando la delicada salud financiera de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS; este revés inesperado produjo en esta última Sociedad una grave situación de crisis, de la que no se recuperaría jamás. Esta aguda crisis coincidió, curiosamente, con el último intento de rehabilitación y saneamiento de la compañía propietaria del Ferrocarril; que a raíz del desastre minero del sesenta y ocho, adquirió dos locomotoras Diesel, marca “DEUTZ”, para sustituir a las últimas locomotoras de vapor que quedaban en servicio. Al margen de esta valiosa compra, la COMPAÑÍA GADITANA adquirió también una importante flota de vagones de 12,5 Toneladas y una abundante dotación de raíles, traviesas, tirafondos, agujas y otros enseres propios del ferrocarril (57). Pero desgraciadamente todos los esfuerzos que hizo la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS para superar las últimas adversidades, resultaron inútiles, baldíos e infructuosos. El ocaso de la minería subterránea de Aznalcóllar, significó también la muerte casi inmediata del Ferrocarril...Y todo esos materiales que se adquirieron con carácter de urgencia (antes del hundimiento de las Minas) para la rehabilitación de la línea férrea CUCHICHÓN-CAMAS; fueron como balones de oxígeno que no hubo necesidad de utilizar, porque el Ferrocarril de Aznalcóllar ya estaba muerto. A partir de 1968, la plantilla de la Cía. GADITANA DE MINAS se redujo a la mitad; y entre 1971 y 1974 fueron despedidos gradualmente todos sus trabajadores (58).

  

19.- LA VENTA ANTICIPADA DE ALGUNAS PROPIEDADES DE LA COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS: La delicada situación de la Compañía a principios de los años setenta y el ocaso de la minería de interior en Aznalcóllar, desembocaron (como ya he dicho antes) en una situación económica de extrema gravedad para los dueños del Ferrocarril; hasta el punto de tenerse que vender algunas propiedades con seis o siete años de anticipación al levantamiento de la vía, para poderle hacer frente a las deudas contraídas con anterioridad. Aunque no he podido averiguar todos los efectos del Ferrocarril que se vendieron antes de su enajenación definitiva; sí dispongo de algunos datos orientativos (a modo de botones de muestra), para que los lectores de este libro no piensen en ningún momento que se trataba de una crisis inventada:

Según un exmaquinista de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS, entre Enero y Septiembre de 1973, fueron vendidos 340 raíles de 32 Kg/Metro, 400 raíles de 28 Kg/Metro y 48 vagones de 3.300 Kg. Del ALMACÉN salieron tres camiones de hierro fundido y tirafondos para las vías, con 12 toneladas cada uno. De los TALLERES se vendieron 3 Tornos, 1 Cepillo Mecánico, una Taladradora, un Vagón-Grúa y varios motores eléctricos. Al margen de los raíles, tirafondos y las máquinas descritas, se vendieron 2 camiones de agujas y algunos cambios de vía de la Estación de Camas (59).

Dispongo también de una tarjeta personal fotocopiada y manuscrita del último Director-Gerente del F.C. de Aznalcóllar (D. JOSÉ MARÍA LACAVE Y ESCALERA), autorizando vender a uno de sus empleados de confianza 50 ejes de vagones, de los más antiguos. Una buena parte de esos materiales que hubo que vender anticipadamente, la compraron unos chatarreros que se apellidaban RUÍZ (60). Los últimos párrafos se refieren a la venta de dos máquinas inútiles que había en el TALLER; que, por cierto, no he podido averiguar cuáles fueron. La citada “tarjeta” está fechada el 3 de Julio de 1974; un año después de la venta precipitada de los primeros bienes, y muy poco antes del cierre total del F.C. de Aznalcóllar.  

 

20.- LOS ÚLTIMOS EMPLEADOS DE LA COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS: En el momento de autorizarse el cierre del F.C. de Aznalcóllar, mediante resolución del Consejo de Ministros de fecha 22 de Noviembre de 1974 (61), quedaban todavía 48 empleados al servicio de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS (62). Las relaciones laborales entre los citados empleados y la Compañía estaban teóricamente extinguidas desde esa fecha; pero con el agravante que al 29 de Octubre de 1980, ninguno de ellos había percibido íntegramente las cantidades que se les adeudaban en concepto de INDEMNIZACIONES por despido. A partir de 1974, cobraron algunas cantidades a cuenta. Pero debido a que la Subasta para el “Levante del Ferrocarril de Aznalcóllar” no salió a concurso hasta 1980, los 48 empleados de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS tuvieron que esperar a que se vendieran los materiales procedentes del desmonte de la vía y otros efectos del Ferrocarril, para cobrar los atrasos. Aún así, parece que hubo algunas personas que no llegaron a percibir el importe total de sus despidos; después de seis años de espera, y de árduas negociaciones sindicales y políticas con los poderes públicos (63).

El montante total de las indemnizaciones correspondientes a los 48 empleados de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS, ascendía en 1980, a 13.781.744 Pts; de las cuales sólo habían recibido hasta esa fecha 2.063.046 Pts., en concepto de ANTICIPOS. O sea, que se les adeudaba todavía casi once millones y medio de pesetas (11.476.883), según la Sentencia de la Magistratura del Trabajo (64). 

 

21.- EL LEVANTAMIENTO DEL FERROCARRIL: Como he dicho anteriormente, el “Certificado de Defunción” del F.C. de Aznalcóllar, fue rubricado por el Consejo de Ministros del Gobierno de Franco, el 22 de Noviembre de 1974. Y aunque a partir de esa fatídica fecha, ya no circuló ningún tren entre la “Mina Cuchichón” y Camas, la SUBASTA para su levantamiento no fue anunciada por la Dirección General de Transportes Terrestres hasta el 13 de Septiembre de 1980 (65). Trece días después  (el 26 de Septiembre de 1980) se le adjudicó la Subasta a la  Sociedad  “COMERCIAL DE DEMOLICIONES, S.A.”, con  domicilio  en Madrid, por la cantidad de SEIS MILLONES SEISCIENTAS SESENTA Y SEIS MIL SEISCIENTAS SESENTA Y SEIS PESETAS; correspondientes al LOTE Nº 1 y que consistía en “materiales de vía de las líneas ferroviarias de Aznalcóllar a Camas y de Camas al embarcadero de San Juan de Aznalfarache; carril de veintiocho kilogramos de peso inicial, más bridas, tornillos y tirafondos, más tres tramos metálicos sobre el río Guadiamar, varios pontones metálicos entre Camas y el Embarcadero, y traviesas de madera". Esta adjudicación fue elevada a definitiva por la Dirección General de Transportes Terrestres el 13 de Octubre de 1980 y publicada en el B.O.E. número 269, de fecha 8 de Noviembre de 1980. En la cláusula e) de dicho Acuerdo, se obliga también a la Sociedad “COMERCIAL DE DEMOLICIONES, S.A.” a depositar una fianza en metálico por valor de 266.667 pesetas. Al margen de esta FIANZA inicial, las estipulaciones de pago fueron las siguientes (66):

a)    El 20% inicial del importe de compra (1.333.334 pesetas)  se pagaría antes de redactar la Escritura.

b)    Otro 40% sería satisfecho  por la Sociedad adjudicataria, en el plazo de 30 días, desde la fecha de la Escritura.

c)     Y el 40% restante, había que pagarlo a los sesenta días de la Escritura.

El acuerdo de compra del LOTE Nº 1, fue escriturado ante el Notario de Madrid D. Fernando Marco Baró, el 16 de Enero de 1981; y negociado conjuntamente por D. PEDRO GONZÁLEZ-HABA, como Director General de Transportes Terrestres; D. JOSÉ Mª LACAVE Y ESCALERA, como Director-Gerente de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS “La Caridad de Aznalcóllar”; y Dª MANUELA GARCÍA FERNÁNDEZ, en representación de la Sociedad “COMERCIAL DE DEMOLICIONES, S.A.”. También estaba legitimado para negociar ante los poderes públicos, como Presidente del Consejo de Administración de la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS, el Excmo. Sr. DON LORENZO VILALLONGA Y LACAVE, Duque de Seo de Urgel; aunque en realidad, la persona que se ocupó directamente de todas las negociaciones, fue D. JOSÉ Mª LACAVE.

Al margen del LOTE  Nº 1 de materiales procedentes del levantamiento del F.C. de Aznalcóllar (valorado inicialmente en SEIS MILLONES de pesetas), también se hacen constar en la Escritura mencionada anteriormente otros dos Lotes, señalados con los números  2 Y 3. Estos Lotes, con sus respectivos precios, fueron publicados en la prensa sevillana de la época, por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, durante el mes de Mayo de 1980 (67), y se desglosaban así:

   LOTE Nº 2: “Treinta y cuatro vagones metálicos de 12,5 toneladas de carga máxima, más frenos de aire comprimido para vía métrica, al tipo de CINCO MILLONES QUINIENTAS MIL PESETAS (5.500.000 Pts)”.

   LOTE Nº 3: “Dos locomotoras DEUTZ Díesel-Hidraúlicas de 275 C.V. para vía de un metro, construidas en 1969, al tipo de CINCO MILLONES DE PESETAS (5.000.000 Pts)”.

Así se acabaron casi ochenta años de historia (no contada todavía en ningún libro), entre las Minas de Aznalcóllar y la capital hispalense. Y así se extinguió la COMPAÑÍA GADITANA DE MINAS, después de un calvario  interminable de vicisitudes.

 

22.- CONSIDERACIONES FINALES: Quiero aprovechar este capítulo postrero para hacer un recorrido por la antigua explanación del F.C. de Aznalcóllar y detenerme en algunos tramos concretos que; después de tantos años de existencia, conservan todavía casi intactas sus traviesas, sus alcantarillas o “tajeas” y parte del balasto original que se utilizó para el tendido de la línea. También me ocuparé de algunas curiosidades que, aunque no tienen un valor específico demasiado importante en relación con la globalidad de este trabajo, pueden ser de gran interés para los estudiosos del ferrocarril.

En realidad, la explanación del F.C. de Aznalcóllar se conserva casi íntegra; con la única excepción del segmento final Santiponce-Camas-Río Guadalquivir, que es el que más agresiones ha sufrido. Pues al tratarse de zonas perimetrales de Sevilla, son las que han corrido peor suerte; debido  a la excesiva aglomeración

urbana e industrial que se ha producido en esas zonas, sobre todo entre San Juan de Aznalfarache y Camas. Como norma general, los segmentos mejor conservados  son los TERRAPLENES que se hicieron para salvar los arroyos y las suaves depresiones que existen a lo largo de la línea; ya que se trata de terrenos que no pueden ser utilizados con fines agrícolas, y por tanto no han sufrido las continuas agresiones de las máquinas modernas. Uno de esos tramos, casi impecables, es el que se halla comprendido  entre el “Arroyo de las Dueñas” y el río Guadiamar, en los primeros kilómetros de recorrido. Pues a pesar del tiempo, se conservan casi todas las traviesas originales con sus tirafondos, el balasto calizo de la vía y una tajea de 1,5 metros que ha perdido parte de su antigua embocadura, a consecuencia de las fuertes lluvias. También existen tramos muy bien conservados en las proximidades de la Estación de Valencina, y entre el “Cortijo de Villadiego” y Santiponce.

Otro dato muy curioso y característico  del F.C. de Aznalcóllar, es que todas las alcantarillas o tajeas que aún existen en muchos de sus tramos, son puentes con BÓVEDA OJIVAL, construidos a base de tres hileras de ladrillos de fábrica superpuestas, que arrancan desde la base hasta la bóveda de cada puente. Todas las tajeas de esta clase oscilan entre 1 y 1,5 metros de diámetro. Algunas se hallan en magnífico estado de conservación; pero sin embargo, otras están muy grieteadas y han perdido algunos de sus contrafuertes y coronaciones exteriores, debido a la acción del tiempo y a la embestida de las aguas torrenciales.

También existían tajeas abiertas de 0.5, 0.75 y 1 metro de anchura; así como numerosos “CAÑOS” de sección circular de 0,5 metros de diámetro, que están magistralmente construidos, a base de ladrillos de fábrica prensados. Los mejor conservados se hallan entre Santiponce y la Estación de Valencina.

Las tajeas o alcantarillas de los ramales de Aznalcóllar y Gerena, son de un estilo distinto al de la línea general; ya que todas se resuelven con arcos  de medio punto, paredes verticales y bóvedas con dos hileras de ladrillos.

 

23.- LAS POSIBILIDADES DE REUTILIZAR  EL F.C. DE AZNALCÓLLAR COMO VÍA VERDE: Ahora que se han puesto de moda el senderismo, el cicloturismo y otras actividades relacionadas con el tiempo libre, las autoridades andaluzas podrían plantearse utilizar la vieja explanación del Ferrocarril de Aznalcóllar como VÍA VERDE. Esta experiencia ha sido ya desarrollada en algunos lugares de la geografía andaluza, con resultados muy satisfactorios. Uno de los botones de muestra más cercanos lo tenemos en la provincia de Huelva, en el segmento  por donde discurría antiguamente el ferrocarril Gibraleón-Ayamonte. Esta conexión entre los dos pueblos quedó interrumpida en el invierno de 1997, al romperse el viaducto metálico que cruzaba el río Odiel, como consecuencia de una gran riada.

En el caso del F.C. de Aznalcóllar, el tramo inicial sería difícilmente recuperable,  porque atraviesa las propiedades de la multinacional sueca BOLIDEN-APIRSA. También sería poco menos que imposible la recuperación del segmento final, comprendido entre Camas y el Río Guadalquivir, porque la fisonomía de esa zona ha cambiado casi por completo. Pero desde el antiguo Viaducto que aún se conserva sobre el “Arroyo de los Frailes” hasta las proximidades de Camas, toda la explanación existente puede ser recuperable, sin que ello suponga una inversión demasiado importante. La obra más costosa y de más envergadura sería la reconstrucción del Viaducto metálico que se construyó sobre el río Guadiamar; y que, desgraciadamente, fue desguazado a partir de 1980.

Aparte de esta obra (que sería la más costosa en lo que a inversión se refiere), sólo habría que restaurar algunas tajeas, desalambrar algunos terrenos que eran del Ferrocarril y han sido ocupados indebidamente...Y por último, habría que  reconstruir el terraplenado que ha desaparecido en algunos puntos de la vía, a consecuencia de las fuertes  riadas invernales, así como retirar el balasto y las traviesas existentes en algunos tramos. El resultado, después de abordar todas estas obras de acondicionamiento, sería UNA MAGNÍFICA VÍA VERDE comprendida entre el “Arroyo de los Frailes” y el costado occidental de Camas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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