El Cerco Una Mirada de Futuro Roberto Tejero Blasco

Roberto Tejero Blasco
|  2011 |  Curso: PFC.  ETSAS (Sevilla) 
|  Profesor: Guillermo Pavón Torrejón

 
El análisis del Cerco Industrial del siglo XIX de Peñarroya-Pueblonuevo causa un cúmulo de sensaciones.
 
La nostalgia de un tiempo que pasó y del que podemos ya sólo imaginar viendo los restos y antiguas fotografías se extiende hasta donde alcanza la vista desde la Antigua Fundición de Plomo, hasta llegar a las colinas que lindan con el Valle del Guadiato y su embalse. 
 

 
Por otro lado, el incoherente PGOU planteado en estas instalaciones, sin considerar la historia que impregna el lugar, la memoria intrínseca de la edificaciones, las antiguas trazas en el terreno, algunas vivas hoy por el uso del caminante o del ganado que pasta cerca.
 
 
No se construye un nuevo edificio, sino que se intuye como el material acopiado esperando ser fundido, una alusión al plomo y minerales que se depositaban en el mismo lugar de la intervención y que constituían un montículo bajo que cubría todo el foso y formaba una cubierta de carácter temporal y cambiante conforme iban retirando el material para su transformación.
 
 
Se establece una malla ortogonal bidimensional, un punto de origen, y un nivel de altura referenciado. Esta malla se articula a partir de la arcada principal de la nave, y se formula con unas dimensiones de 6 x 6 metros.
 
 
                               
 
 Como si de una explotación minera adyacente se tratara, el terreno será horadado mediante numerosos huecos.
 
Varias perforaciones a modo de “catas” en el terreno van horadando el terreno y dando lugar a entradas de luz, formalizándose como patios, lucernarios, terrazas, zonas de doble altura, salas, talleres y aulas. 
 
Planta -2
Planta
 
Planta Primera
Esta cubierta de material queda intuida ahora por varias cajas que intentan salir a la superficie, cuyos muros brotan a la superficie y se muestran su carácter, y su cubierta recobra la idea de zona de espera del acopio de materiales. Dos grandes cajas, una que conecta con el resto del edificio, nos recuerdan la textura del lugar.
 El edificio articulará sus nuevos usos en torno a una secuencia de llenos y vacíos, espacios cubiertos y patios que guiarán la visita.
Numerosas bajadas a lo largo del perímetro nos indican su clara intención de marcar que la visita se inicia como si la bajada a una explotación minera se tratase.
 
A partir de la gran plaza inferior de planta cuadrada, se enmarca el gran vestíbulo que bebe de la entrada de luz de este patio. A partir de ahí, el visitante jugará buscando la luz o la sombra, encontrándose con la concatenación de espacios con varios usos forman parte del lenguaje en el que se enmarca la propuesta de Centro de Arte Actual, un lugar expositivo y de divulgación y enseñanza. Las aulas de pintura y escultura forman parte de este recorrido, pero desvían sus miradas a un patio en el que todas las aulas quedan conectadas.
Un pequeño patio enlaza con la nave mediante una sutil pasarela. Ahí empieza la subida a la superficie de nuevo.
 
 
 
 
 

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